Hay familias cuyos nombres y apellidos van ligados de por vida con hechos notables de las ciudades. El apellido Traver es el que llega con su cargamento y sus muchos argumentos a la página de hoy, ligado a la Iglesia Mayor de Santa María de Castellón, con orígenes en el siglo XIII cuando se construyó el primer templo, posteriormente destruido. Ahora es catedral desde la constitución de la diócesis de Segorbe-Castellón, en mayo de 1960. Su derribo en 1936 fue en verdad irregular y conflictivo, no solamente por su alta significación para las gentes de Castellón, sino además, por su aspecto legal, ya que no hay que olvidar que la destruida se trataba de una iglesia gótica del siglo XV, declarada monumento histórico artístico desde 1931. Lo cierto es que el 14 de junio de 1939 ya se colocó la primera piedra de su reconstrucción y el arquitecto que proyectó y dirigió las obras fue don Vicente Traver Tomás, inolvidable alcalde e insigne arquitecto. Desde entonces, la evolución año tras año del frontispicio de la antigua arciprestal lo iban celebrando, con orgullo y admiración, todos los castellonenses.

DE PADRES A HIJOS // El hijo del primer arquitecto, es decir, Vicente Traver González-Espresa-

ti, nuestro ‘ser humano’ de hoy, heredó al fallecer su padre la dirección de las obras en los años sesenta con la construcción final de la llamada Capilla Parroquial, todo un muestrario de calidad artística y arquitectónica, si se tiene en cuenta que se aprovecharon para ello los capiteles y materiales del anterior templo. Después, lentamente, y de modo especial al fallecer el más entusiasta valedor de la reconstrucción, el arcipreste Joaquín Balaguer, todo se fue sucediendo al ritmo que marcaban las posibilidades económicas. Así que fue en 1976 cuando se concluyó la compra de los inmuebles recayentes a la calle Mayor y el nuevo hermoso templo fue avanzando en busca de completar los 2.700 metros cuadrados de toda una manzana. Con la construcción de las oficinas y dependencias parroquiales, así como de las viviendas para el clero, se llegó a diciembre de 1984 con la finalización de la fase parroquial. Y en el natural traspaso de poderes, en esa década se incorporó el nieto del primer arquitecto, Juan Ignacio, para afrontar el proyecto de la tercera fase con un planteamiento por etapas. Así se vio la construcción del crucero, el levantamiento del mágico cimborrio, los muros del ábside, la sacristía, la conclusión del interior del templo y de los elementos propios de una catedral, por lo que se completó un pequeño claustro y un edificio para albergar otras dependencias.

LA VIDA // Vicente Traver Tomás y Helena González-Espresati Sánchez, después de casarse en Castellón, hubieron de trasladarse a Sevilla para que el arquitecto dirigiera la restauración del Alcázar sevillano. Después fue nombrado director artístico de la Exposición Iberoamericana. Así que en Sevilla fijaron su residencia y allí nació su hijo Vicente, el 11 de diciembre de 1922. Su padre se sintió muy feliz al pensar en que el muchacho ingresaría a su tiempo en la Escuela de Arquitectura, como así fue. Hizo en Barcelona los primeros cursos y acabó Arquitectura en Madrid, donde conoció a María de la Luz de Juan Álvarez que, nacida en Vigo, se había trasladado a la capital con su familia y allí se hicieron novios y contrajeron matrimonio el 19 de noviembre de 1951 en el tan significado templo de los Jerónimos. No tardaron en venir a Castellón y Vicente se incorporó al despacho profesional de su padre, en el pany d’Espresati, Paseo de Ribalta, 5, aunque establecieron su vivienda en la calle Navarra. Allí fueron naciendo los primeros hijos hasta que la familia se trasladó a la calle de Amadeo I, esquina con la que sería nueva calle denominada ‘Arquitecto Traver’. En 1971, Vicente Traver trasladó de nuevo su vivienda familiar y despacho profesional al edificio que también acababa de proyectar y dirigir en el número 91 de la calle de Enmedio.

FAMILIA NUMEROSA // Las tres hermanas del joven arquitecto, fueron ampliando la familia Traver: Helena se casó con Plácido Virgili y su hija Carmela fue Reina de la Magdalena en 1966. Francisca, Tina, contrajo matrimonio con Tomás Ramos. Y Mercedes, Chedes, que se casó con José Miguel Palomo, también en 1953 había sido Reina de las Fiestas.

Pero la familia Traver se hizo numerosa cuando comenzaron a nacer los hijos de Vicente y Mariluz. El mayor, Vicente, se casó con Marisa Monfort. Belén contrajo matrimonio con Enrique Monerris. Juan Ignacio casó con Lucía Larraz. Jaime está casado con Neus Garriga. Malú casó con Carlos Barrera. María contrajo matrimonio con José Vicente Beltrán. Paloma contrajo matrimonio con Salvador Palanques. Finalmente Jorge es el marido de Adela Castaño. En verano no es difícil que se reúnan todos, padres, hijos y nietos, en el edificio Helena de la Almadraba, cuya construcción dirigió también nuestro arquitecto. Desde allí, Mariluz se me quejaba amistosamente de que nunca citara el apellido De Juan. Aquí está mi homenaje. Una nieta celebra hoy 25 de febrero su cumpleaños.

SU LEGADO // Vicente Traver G. Espresati fue nombrado Arquitecto Provincial por la Diputación, siendo los presidentes quienes marcaban en cierto modo la hoja de ruta de la colaboración que el arquitecto fue teniendo con los alcaldes de la provincia. Su legado está en edificios municipales, teatros, polideportivos del amplio espectro provincial. En lo particular fue muy importante su labor profesional volcada en la Casa Abadía, en bancos y cajas rurales. Pero debe acabar la página con la noticia de la intervención como arquitecto provincial de Traver en la restauración de algunos viejos enclaves del majestuoso monasterio de Santa María de Benifassà, situado en la zona agreste de la Tinença, donde todavía se ve la cabra hispánica. H