NACIMIENTO MORELLA, 1965

TRAYECTORIA 14 EXPEDICIONES DE ESPELEOLOGÍA Y 15 DE ALTA MONTAÑA. AUTOR DE LIBROS SOBRE SENDERISMO. MEJOR DEPORTISTA VALENCIANO EN 1989 Y DE ÉLITE. TÉNICO DE LA SEMAM, DE LA ESCUELA ESPAÑOLA DE ALTA MONTAÑA Y FEDERACIONES DE ESPELEOLOGÍA

Comenzó muy joven explorando las cuevas de Morella, de la provincia, creando el grupo de espeleología y escalada Espemo que colabora formando en rescate a Bomberos sin Fronteras e instruye a numerosos colectivos federativos. De currículo extenso y prestigioso. Es truficultor, empresario mediambiental y de deportes de montaña. El medio natural le ha arrastrado a metas importantes. El Aconcagua, el Chimborazo, las simas cubanas de Palmarito, Papúa-Nueva Guinea, Shi Lin en China... Ha estudiado cavidades volcánicas, ríos subterráneos, lagos, glaciares, rutas de piedra. Ha abierto caminos en las entrañas de la tierra y ha llegado al cielo. Duros entrenamientos, formación constante, mucha experiencia. Acaba de ascender a la cima helada del Kilimanjaro junto a su familia, Anna Puig y Jordi, que con solo 9 años ha tocado el techo de África, un hito para el alpinismo mundial. El pequeño ha contado con un permiso especial avalado por Javier Botella, prestigioso médico de la Sociedad Española de Medicina de Montaña. Ahora Espemo prepara un nuevo viaje a la cima de Tanzania, además del descenso a una de las simas más grandes de España. A Jorge lo que más le atrapa son las profundidades, sentir de cerca los latidos del corazón de la tierra.

--Llevar a su hijo a la cima del Kilimanjaro es una hazaña y todo un desafío deportivo.

--Los médicos están analizando los efectos del mal de altura en niños. Ha sido una expedición con carácter científico. Desde el pasado año nos preparamos para esta expedición y Jordi ha tenido un control exhaustivo de la saturación arterial, el SO2, para valorar su adaptación a la altura, un análisis que publicará la revista de la Semamam en su próximo congreso médico. Cada 100 metros controlábamos las constantes vitales de Jordi con medidores de la Sociedad de Medicina, hasta el 22 de marzo que se produjo el ascenso a los 5.895 metros.

--Y tocaron el cielo en familia, una sensación muy especial.

--Sí, aunque lo más curioso es que Jordi sintiera como algo natural estar allí arriba, lo que más le impresionó es ver como los nativos le felicitaran, él aún no es consciente de lo que ha hecho. Ha sido especial. Es curioso comprobar como un niño llega al final de la jornada mucho más cansado que un adulto, pero cómo al día siguiente su recuperación es mucho más rápida.

--Han sentado un precedente.

--A mí siempre me ha llevado huir de la presión mediática, de patrocinadores, etc... Hay que incidir en que esta aventura tiene riesgos, que no se puede escalar o ascender una montaña sin estar preparados, y menos con niños, esto es muy importante, porque hay mucha gente que se lanza a escalar o descender un sima y resulta muy peligroso.

--Su vida es pura aventura.

--Sí, me ha pasado de todo. Algo duro fue la subida al Aconcagua, con 6.962 metros, por el Glaciar de los Polacos, con mucho problema climatológico. David Fabregat, Diego Miralles y yo fuimos los primeros que ascendimos esta cima el pasado invierno por ese acceso. Pero fue peor el de 5.300 metros al Chimborazo en Ecuador, por ser la montaña más lejana del centro de la tierra, con una presión muy alta y mucha dificultad física.

--Escalada, alpinismo, espeleología, parecen ser todos deportes con poco reconocimiento

--Son deportes sin competición, solo contigo, una lucha por la resistencia personal. Llevo 30 años y no puedo explicar lo que significa, llegas a una cima tan alta, ves aquello y sientes que te lo has ganado tu solo, que has trabajado esa meta, que has luchado por conseguir el máximo. Y no me encasillo, escalo, hago barranquismo, espeleología, no dejo pasar las oportunidades ahora que puedo. Y no me resigno, cuando realizo cualquier ascenso o descenso me entrego, con un esfuerzo importante, porque hay que prepararse mucho.

--¿Montaña o espeleología?

--Más la espeleología. Es una pasión. Estamos organizando bajar a la sima GESM de Andalucía, 1.100 metros de profundidad que han practicado solo unos pocos. Y está la expedición que hicimos a Shi Lin de China, en 1997, realizando estudios sobre ríos subterráneos, conexiones de cavidades, reservas de agua,... Incluso hemos sabido que nuestro trabajo se ha usado a nivel militar. Y en Papúa, en Nueva Guinea, batimos un récord, con 40 días en la selva. Estas expediciones han sido primicias mundiales, ya que conseguimos avanzar más que otros.

--¿Ustedes protagonizaron en los años 80 un rescate en Cantabria que mantuvo en vilo al país, les ha pasado más cosas?

--Sí, en Cueto Coventosa, pero aquello no ha sido la peor experiencia. Se puede pensar que quien juega con fuego se puede quemar. Y lo cierto es que arriesgamos mucho. Pero lo peor que he vivido fue en 1990 en Papúa. Llegamos a pie a un poblado donde era imposible entenderse mediante palabras con una tribu, y sin poder canjear nada. Hasta que uno de los indígenas se fijó en las botas de un compañero, se las quedó y conseguimos dos guías que nos acompañaron a lo más alto de Papua, a 3.500 metros con un durísimo clima selvático. Dormimos y al despertar estábamos solos, los guías entendieron que allí acababa el trato y se fueron. Era como estar en el fin del mundo. Vivimos momentos tensos hasta poder conectar por radio con el resto del equipo. Estábamos en el ombligo de Papúa, hicimos lo más grande que se había hecho allí y la repercusión fue mínima. Así es la espeleología.

--¿Cúal es su sueño deportivo?

--Volver a las cuevas, ir a la zona de la antigua república soviética, y realizar una muy difícil, de 2.000 metros. Este deporte tiene, por otro lado, la satisfacción de que tu esfuerzo y trabajo llega a la gente, ayudas a descubrir y estudiar la naturaleza, te sientes útil. En Cuba colaboramos con el desarrollo turístico al estudiar cavidades, en China creando topografía de caudales subterráneos, o en Papúa. Es una forma de solidaridad con estos pueblos tan necesitados y decrépitos por los que hay que seguir la lucha.

--Lo mismo hicieron abriendo caminos en el Machu Picchu.

--Participamos hace tres años con espeleólogos de Onda en el proyecto de la UJI y del gobierno peruano Ukupacha. Realizamos cursos de rescate vertical para guías turísticos y abrimos bastantes senderos incas, colaborando con los científicos.