NACIMIENTO CASTELLÓN, 7-2-1897

BODA CASTELLÓN, 22-7-1922

FALLECIMIENTO CASTELLÓN, 3-7-1958

FAMILIA CASADO CON PEPITA GUINOT PASCUAL, TUVO CINCO HIJOS: JOSEFINA, JOSÉ, ALEJANDRO, LUIS Y MARÍA LIDÓN. UNA DE SUS NIETAS, ALEJANDRA, FUE REINA DE LAS FIESTAS

Se va la Cuaresma, pero a mí me suena todavía la algarabía de fuegos y músicas de la Magdalena. Me llega sobre todo el eco del Rotllo i Canya, que es como se sabe la hermosa bandera musical de la ciudad de Castellón, a modo de himno procesional, aunque también de concierto de los que se obliga a sus oyentes el traje largo las damas, de etiqueta o traje oscuro los caballeros. Los castellonenses de mi generación recordamos todavía los sones de aquel pasodoble interpretado por cien músicos bajo la batuta del maestro Garcés Queralt en la plaza Clavé cuando la emocionada despedida del entierro.

Desde un domingo de octubre de 2002, han sido muchos los sábados o domingos en los que aquí han ido desfilando con su magia más de 140 seres humanos. Y debo confesar ahora que en el planteamiento inicial con veintitantos nombres en la lista que entregué al director del periódico contestando a sus requerimientos, ya estaba como personaje importante Pepito García, don José García Gómez. Así que de este año no pasa.

Por su pasaje que, desde el ayuntamiento o la plaza Mayor me permitía llegar a la calle de Enmedio, o viceversa, siempre me iluminaba la placa en una fachada, que tuve el honor de ayudar a colocar en aquel aniversario del Rotllo i Canya. También en muchos días de mi vida, han tenido lugar mis paseos por su calle, la de Núñez de Arce, el carrer de les monges. Así que de hoy no pasa. Estos días hemos celebrado como se merece el nombramiento de Tonico Gascó como Cronista Oficial de la Ciudad y en su parlamento de recepción no faltó la cita y el recuerdo a Pepito García, como antes había ocurrido con muchísimos de mis 140 seres humanos. Así que... Al hablar hace unos días de Pepa Sancho, ya dije que mis primeros aromas me llegaron desde el Círculo Medina, donde la Sección Femenina daba salida a sus hallazgos culturales y entre ellos, lo más importante fue, tal vez, la recuperación de músicas, bailes y canciones gracias a los desvelos del maestro José García, un músico plural para todos los tonos posibles, investigador, compositor e intérprete sin igual al piano.

La vida

Su nieta Natasha, que hace unas semanas ha ofrecido en el Auditorio dos conciertos mágicos, ensaya estos días en aquel entorno de la mítica Villa Pepita de sus abuelos, en lo que hoy es Gran Avenida de Jaime I, en Benic ssim. Y allí tuve la confirmación, entre las sonatas de Scarlatti, de que José García Gómez había nacido en Castellón el 7 de febrero del año 1897 y que ya intervenía como organista en los Escolapios cuando cursaba los estudios primarios.

Su padre, García-Cubero, era un profesor de prestigio en Castellón y coincidió en unas audiciones con el guitarrista T rrega. Pepito asimiló aquellos saberes y a los 12 años ya estaba sentado al piano del Teatro Principal, acompañando a solistas líricos y orquestas, a cantantes de cualquier género. Y eso me lo remarcaba en esta página María Teresa Barrachina, a la que Pepito García acompañó al piano en alguna ocasión, con la circunstancia de que no tuvieron que ensayar. "Se sabía de memoria y con una precisión increíble cualquier partitura que se haya escrito", me confesaba. Porque García consiguió pronto los títulos de profesor de piano y de organista de la Casa de la Beneficiencia, así como también el de maestro nacional.

El 22 de julio de 1922, contrajo matrimonio en Lidón con la muchacha Pepita Guinot Pascual, oficiando la ceremonia el obispo de Segorbe, Luis Amigó. La pareja estableció su vivienda en el número 22 de la calle Núñez de Arce y pronto la familia comenzó a incrustarse en la ciudad, con sus hijos: Josefina es ahora monja de la Consolación en Almassora; José, también concertista destacado, aunque los amores y los sueños le llevaron a Caracas, desde donde ahora ha vuelto ya para acompañar en sus giras por Europa a su hija Natasha. El tercero fue Alejandro, que hoy sigue siendo la Música en Castellón y desde hace tantos años, que fue un tiempo alcalde de Benic ssim y que tuvo la alegría de ver cómo su hija Alejandra García Ferrer fue elegida reina de las fiestas de la Magdalena en 1995. Luis fue el cuarto y María Lidón, la pequeña, que todavía vive en la misma casa de la calle Núñez de Arce. Es la que me asegura ahora que lo que más apreciaba su padre era haber sido organista de Lledó.

´Gayata Sindical´

Pero yo quiero recordar también sus conciertos programados por la Filarmónica, sus clases de Bachillerato a los alumnos de Ribalta y las Escuelas Pías, su creación de la Banda de la Beneficencia con los jóvenes educandos sin recursos. Y aquella Banda Sinfónica con músicos de Castellón que le admiraban. Y sus grandes composiciones, como aquel hallazgo del pasodoble Gayata Sindical, interpretado por bandas de toda España.

Hace unos días hablaba de su gestión impagable en la recuperación de músicas, danzas y canciones para la Sección Femenina. Y nos queda también su inmenso y premiado Cancionero, fruto de grandes trabajos y sacrificios, además de inspiración. Hay quien recuerda que era un hombre bajito subido a una bicicleta, regordete, de cabello blanco y mirar entre bondadoso y socarrón, que se convertía en un gigante al tener que improvisar ante un piano. No pudo hacerlo sin embargo en aquel trágico accidente de circulación.