Hay muchas formas de lograr un ascenso, pero la escogida por el Valladolid para llegar a 1ª está siendo espectacular.

Hablar de este Valladolid histórico y arrollador es hablar de José Luis Mendilibar, su principal artífice. Todos coinciden en que el fútbol le debía algo a este modesto técnico, cuya pasión y amor por el fútbol es tal que, en Tenerife, donde lograron matemáticamente el ascenso, mientras los jugadores eran vitoreados, él estaba viendo el Poli Ejido-Almería porque, un par de jornadas más tarde, se enfrentaban a los rojiblancos.

Mendilibar no logró grandes éxitos como jugador. Pasó sin pena ni gloria por las categorías inferiores del Athletic (llegó al filial, en 2ª B) y, posteriormente, militó en el Logroñés, Sestao y Lemona. Su forma de trabajar como técnico, visceral hasta límites insospechados, contrasta con las maneras que exhibió en su época de jugador, en la que se le tildó como frío.

Tiempo después, pudo iniciarse en los banquillos. Lo hizo en el modesto Arratia, al que subió a 3ª. Más tarde, Mendilibar regresó al Athletic, dirigiendo al Cadete B, siendo cedido al año siguiente al Baskonia (3ª). Fue campeón y primero en la liguilla. Luego dirigió al Athletic B, fue cedido otra vez al Baskonia y más tarde cogió Aurrerá Vitoria.

A esas alturas, Mendilibar ganaba lo justo para vivir, así que decidió arriesgarse. Canarias fue su destino. No se equivocó. El Lanzarote era un equipo modesto que apenas había militado un par de años en 2ª B. Pero, en su primer año en la isla, lo metió en la liguilla de ascenso, algo que logró superar en la siguiente campaña, al quedar primeros de grupo, pero tampoco pudieron subir.

Allí se hizo un nombre, lo que le valió para regresar al País Vasco y tomar las riendas del Eibar que, de la mano de Mendilibar, lo condujo casi a las puertas de 1ª. Esa gesta le abrió de par en par las puertas del Athletic, pero no dio tiempo a que se cerraran ya que, en la 10ª jornada de la 05/06, fue destituido por Fernando Lamikiz quien, curiosidades de la vida, luego sería quien lo recomendó a Carlos Suárez, presidente pucelano.

Un cohete, una máquina

El conjunto blanquivioleta ha sido un cohete. La propuesta de Mendilibar tardó un poco en calar en la plantilla, pero cuando esta la asimiló, el Valladolid ha sido una máquina que ha arrasado. El bloque siempre ha estado por encima de las individualidades, aunque algunos jugadores hayan sido decisivos.

Mendilibar ha inculcado la ambición, el salir a ganar ante cualquier rival y en cualquier campo, basando su filosofía en ir a buscar a los rivales muy arriba, morder cerca del área contraria y, a partir de ahí, ejecutar las acciones a la mayor velocidad posible. El vizcaíno ha sabido mantener en tensión a toda la plantilla, incluyendo los suplentes. Prueba de ello ha sido su fenomenal participación en la Copa del Rey (hasta cuartos de final), que ha quedado oscurecida por la Liga.