LUGAR DE NACIMIENTO VALENCIA

EDAD 52 AÑOS

FORMACIÓN DOCTOR EN DERECHO Y GRADUADO EN CRIMINOLOGÍA

ACTIVIDAD PROFESIONAL CATEDRÁTICO DE DERECHO PROCESAL DE LA UNIVERSITAT JAUME I DE CASTELLÓN

La Jaume I oferta para el próximo curso la primera edición del Máster en Práctica Jurídica que dirige Juan Luis Gómez.

--¿La abogacía es vocacional?

--Servir a la Justicia es algo para lo que se debe tener inclinación natural. A las personas que quieran estudiar Derecho sin tener claro esto, las disciplinas jurídicas básicas les parecerán sin sentido, y las positivas, muy difíciles. Estudiar Derecho porque me gusta y creo en la Justicia es la primera condición para ser un buen jurista.

--¿Es más recomendable que un abogado se especialice en un ámbito jurídico o que se forme de modo más general?

--Hoy es muy difícil responder a esta pregunta porque la universidad se está convirtiendo en una fábrica de titulados, algo a lo que me opongo radicalmente. La universidad debe enseñar la ciencia que moldea e influye en la práctica y por tanto, método, dogma, sistema y conocimiento son básicos. Por eso el Grado de Derecho debe proporcionarle las bases necesarias para adquirir un conocimiento general de lo que es la ley y su interpretación. En el máster adquirirá los conocimientos prácticos necesarios para la vida profesional. En esta, la práctica le irá enseñando, aunque necesitará ir adaptándose a las novedades legislativas y nuevos retos jurídicos.

--El pasado mayo el Poder Judicial reveló que casi 270.000 sentencias penales están pendientes de aplicar. ¿Cómo valora esta situación?

--Con gran preocupación. Sin ejecución la sentencia de condena no sirve, y ese es un problema constitucional, de tutela judicial efectiva. Urge poner en marcha juzgados exclusivamente dedicados a resolver los trámites de ejecución de sentencias de condena, o a reforzar los existentes para resolver con rapidez los trámites iniciales dada la existencia ya del Juez de Vigilancia Penitenciaria, que en lo penal son menos complicados pero más largos que en lo civil. Así se evitarían tragedias, pero las causas de estas no residen solo en fallos de la Justicia. Los gobiernos democráticos no han puesto mucho interés en que la Justicia funcione realmente bien.