Si su caja de ahorros ya no existe, su sucursal de toda la vida ha cerrado o los empleados que solían atenderle han sido prejubilados no se preocupe, es lo normal. En poco más de tres años, el sistema financiero español ha cambiado radicalmente y ahora mismo se encuentra a la espera del rescate vía inyección de hasta 100.000 millones de euros procedentes de la Unión Europea. De un mapa con prácticamente una caja de ahorros por provincia (sumaban 45) se ha evolucionado a otro en el que han sido sustituidas por apenas diez bancos.

En Castellón, la reestructuración se ha dejado notar básicamente en dos aspectos: el cierre de oficinas (con la consiguiente pérdida de empleos) y la incorporación del grueso de las cajas rurales al grupo CRU. La última en unirse ha sido Sant Vicent Ferrer de la Vall, con lo que en estos momentos solo quedan ocho entidades que van por libre.

La traducción de la reestructuración del sistema financiero a efectos prácticos, a pie de calle, ha supuesto en Castellón la clausura de 90 sucursales y la destrucción de 378 puestos de trabajo. Pero ahí no acaban los cambios. Habrá muchos más cierres y todo apunta a que las principales víctimas van a ser los municipios de menos de 1.000 habitantes.

CRITERIOS DE RENTABILIDAD // El sindicato UGT estima que en pocos años un centenar de pueblos de Castellón (casi el 70%) se van a quedar sin banco. “Los futuros cierres de oficinas obedecerán a otros criterios diferentes a los de duplicidad, como es el de la rentabilidad económica, obviando los criterios sociales que permitieron acceder al sistema financiero tanto a las capas más desfavorecidas como a los pueblos más pequeños, criterios que eran la base del carácter fundacional de las cajas”, argumenta Xavier Tarazona, secretario del sector de ahorro de UGT-PV.

El proceso al que se refiere Tarazona parece inminente. Esta misma semana, y según fuentes del Ayuntamiento, ha cerrado la única oficina de Castellfort (237 habitantes), sumándose así a lo que ha sucedido en Olocau del Rey, Portell, la Mata y Ares del Maestrat. Aunque la directiva de CRM-Ruralcaja se ha comprometido con el Ayuntamiento a prestar servicio “algún día de la semana”, lo cierto es que los vecinos tendrán que recorrer 11 kilómetros (la distancia que les separa hasta Vilafranca) si quieren ir al banco a sacar dinero.

Hasta ahora, la práctica totalidad de los municipios de Castellón tenía sucursal (los cierres han afectado, fundamentalmente, a los municipios del litoral), y la explicación hay que buscarla en la existencia de secciones de crédito de las cooperativas u oficinas de cajas rurales. “El proceso de concentración de las cajas rurales traerá también un cambio de criterios en este subsector”, avisa Tarrazona. De hecho, Ruralcaja, con 123 sucursales en la provincia, ha cerrado en los últimos meses 31 de sus oficinas. H