Los taxistas de Castellón secundaron ayer de nuevo la jornada de huelga, al 100% -con unos servicios mínimos del 20%-, con una concentración en la estación de Renfe -donde se colapsó la estación de autobuses- y un recorrido por el centro para visibilizar sus demandas, después de no llegar a un acuerdo con el Ministerio de Fomento para que se cumpla la proporción de un VTC (vehículo con conductor; los que usan la americana Uber o la española Cabify) por cada 30 taxis. Una ratio que en Castellón está muy lejos de cumplirse, ya que la proporción es de 1/4, es decir, hay una VTC por cada licencia de taxi (a nivel estatal está en 1/7). En cifras, son 237 taxis por 55 licencias de alquiler de coches con conductor, cuando lo que se ajustaría a normativa serían solo 8.

Es más, actualmente hay más de 100 licencias VTC solicitadas para operar en la provincia, suspendidas en los juzgados, que de activarse tendrían consecuencia muy graves en el taxi de Castellón, ya que llegarían a superar las licencias del área de prestación conjunta de Castellón, donde operan actualmente 123 taxis. La situación es muy compleja. «Han sido muchos años de promesas en los que nos han tomado el pelo». «Nadie tiene más interés que nosotros en trabajar, porque hacemos sufrir a nuestra clientela y estamos perdiendo mucho dinero, pero ahora que estamos demostrando fuerza, necesitamos una solución definitiva». Son palabras del presidente de la Asociación de Taxis de Castellón y Provincia, José Luis Artola, quien avanza que hasta el viernes, en principio, seguirán con protestas, que hoy pasan por una concentración en la estación y recorridos por el Grau y Almassora.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

A grandes rasgos. En 2008 se regularon las VTC con una ratio de 1 por cada 30 licencias de taxi. Con la ley Ómnibus del 2009 se liberalizó el sector de vehículos de alquiler con conductor, eliminando el 1/30, lo que se tradujo en una elevada demanda de VTC, hasta 2015, cuando se volvió al 1/30 y miles de licencias VTC solicitadas y no concedidas quedaran en suspenso. Las empresas aprietan para activarlas y el taxi para frenarlas.