No hubo procesión general con la imagen de Sant Blai por la mañana, en un tradicional cortejo de representaciones de entidades e instituciones festivas de la ciudad (el todo Castellón se suma siempre al fervoroso pasacalle). Lo impidió la lluvia. Pero sí función religiosa en la parroquia de la Trinidad, veneración de la reliquia y posterior exaltación de les festes de carrer, en la consagración de una de las manifestaciones más ancestrales de Castellón, y que tiene en la calle dedicada al obispo de Sebaste su referente y grandeza. Sant Blai gloriòs!

Como tercer patrón de la capital de la Plana, los vecinos del vial hicieron piña en la lucha contra la inclemencias climatológicas. Y, así, llenaron el templo trinitario de la plaça de la Escola Pía, y escucharon el sermón de Josep Miquel Francés, prior de Lledó, y blaier desde 1972, y que evocó el significado de las tradiciones y de la fe, en este caso a un Sant Blai, intensamente venerado y apaludido.

Y también hubo tornà del sant, en tarde-noche lluviosa. El santo entraba en casa de Lolín Sol, viuda de Miquel Soler, quien iniciaba su clavariato para el 2019. «Ha sido muy emocionante. La imagen ha entrado en mi casa en mis brazos como hace 22 años, cuando fui clavariesa por primera vez, y con el recuerdo y la evocación a Miquel», relató convencida de ese carácter milagroso de un santo de devoción.

«Y Sant Blai nos ha traído la lluvia, que tanta falta nos hace», aseguraba la nueva clavariesa, porque a mal tiempo, buena cara. y desde el sentimeinto de orgullo de la respuesta de los vecinos a cada una de las celebraciones populares de este fin de semana.