Los propietarios de las tascas del entorno de la plaza Santa Clara acogieron ayer con preocupación la sentencia que prohíbe a sus clientes beber en la calle. Desde La tasketa acusaron al colectivo de Castelló Sense Soroll de actuar de forma insolidaria. “Hay muy buen rollo y siempre nos hemos ofrecido a dialogar con ellos, de esta forma lo único que van a conseguir es quitarnos el trabajo a todos”, señalaron para admitir que la modificación de la ordenanza supondrá un golpe económico.

El propietario de la tasca La oficina, Ernesto Bou, acusó al presidente de la Asociación Castelló Sense Soroll de instigar los recursos judiciales “solo por un interés económico e inmobiliario”, aunque no quiso ir más allá con sus palabras.

Entre los clientes que ayer bebían en la calle, las opiniones eran unánimes en contra de la nueva prohibición. La citada sentencia era un motivo de conversación en muchos casos.