Los regantes, el otro colectivo que podría utilizar el agua de las desaladoras, se suman a las críticas de los alcaldes a las dos infraestructuras hídricas de la provincia justo cuando encaran la recta final de sus obras. Un día después de que los cinco municipios que han firmado convenios con Aguas de las cuencas mediterráneas (Acuamed) para beneficiarse del agua que las dos plantas generen mostrasen en el diario Mediterráneo su rechazo, los gestores de los riegos castellonenses también afirman que no utilizarán este recurso porque es “inasumible”, afirma el vicepresidente segundo del Sindicat Central d’Aigües del Millars, Juan José Burdeus.

También el presidente de la Junta d’Aigües de la Plana, Manuel Claramonte, asegura que hay que “olvidarse” de la posibilidad de usar agua desalada para regar los campos: “Por nosotros no hace falta ni que las pongan en marcha”, sentencia.

El motivo es obvio: el coste del agua para usos agrícolas que procede de las desaladoras es de 0,3 euros el metro cúbico a pie de planta, al que hay que sumar los costes de la distribución hasta los campos. Este precio es mucho mayor al que actualmente vienen pagando los agricultores, que no es “ni la décima ni la vigésima parte” de estos 0,3 euros el m3, manifiesta Claramonte.

También Burdeus señala que la diferencia es “abismal” entre unos costes y otros, por lo que es imposible utilizar el agua de las plantas de Cabanes-Orpesa y Moncofa. Más aun teniendo en cuenta la situación de crisis perpetua que vive el sector agrario, acentuada por la desastrosa campaña citrícola en curso. Claramonte comparte este punto de vista, hasta el punto de destacar que en la actual temporada “no se sacará ni la mitad de lo que cuesta cultivar, ¿cómo tenemos que pagar el agua tan cara?”.

Así las cosas, el futuro de las dos plantas castellonenses está por ver, después de que los alcaldes planteasen la necesidad de renegociar los convenios, tal y como señalaron a este diario. Los regantes lo tienen claro. “No estamos ni a favor ni en contra de las desaladoras. En Canarias, Almería... pueden ser útiles, pero para el regadío es inviable porque el coste energético es bestial”, afirma Burdeus. “Los que estamos dentro de este mundo ya lo sabíamos”, sentencia Claramonte. H