El maltrato va a más en la provincia de Castellón, con casi 700 víctimas que son objeto de vigilancia policial. Esta misma semana se ha activado el nuevo protocolo para la seguridad de las víctimas y su valoración de nivel de riesgo, que incluye consejos de autoprotección para ellas. Y la tozuda realidad demuestra --con datos y hechos, como el caso de la mujer emparedada y asesinada a manos de su pareja en Torrevieja-- que no hay que bajar la guardia ante esta lacra que no cesa.

Según las últimas cifras oficiales, en la provincia de Castellón hay 699 víctimas incluidas en el sistema de seguimiento integral de los casos de violencia de género (el llamado Viogén) del Ministerio del Interior, que evalúa el nivel de riesgo de cada caso, con el objetivo de establecer una red que permita el seguimiento y protección adecuado. Hace un año, la cifra ascendía a 688.

Interior considera a todas ellas como “casos activos”, con lo que son objeto de atención policial, aunque el peligro puede evolucionar y cambiar con el paso del tiempo y las circunstancias.

De ellas, unas 200 mujeres se encuentran en riesgo de volver a ser agredidas, mientras que en el resto de los casos (un 70%) los agentes no lo aprecian. En este epígrafe hay 497 casos catalogados, en los que también se establecen medidas de seguimiento, con la revisión del nivel de riesgo cada tres meses, y, si es preciso, se establece protocolos policiales para su protección. Cuando se trata de víctimas con un nivel de riesgo apreciado, estas medidas van aumentando en intensidad según mayor es el riesgo. Así, en Castellón, hay 167 catalogadas de nivel bajo, y 35 alto. De alto riesgo no se especifica ninguna.

En total, en la provincia hay 6.376 casos de violencia de género, que afectan a 5.942 víctimas (puede haber mujeres con más de un agresor). De ellas, 4.932 procesos no son objeto de atención policial por estar inactivos, y otros 745 han cursado baja, bien por tener una sentencia absolutoria, por sobreseimiento o por ser ya condenado y ejecutado.

seis PULSERAS // En los casos más graves, la policía realiza sobre la víctima una vigilancia más frecuente y estrecha, e incluso, en algunos casos, se recomienda instalar una pulsera electrónica a los agresores que pita si se acercan a la víctima. Según el último dato, correspondiente a mayo de este año, hay seis dispositivos activos de alerta en la provincia.

Además, ahora se cuenta con una instrucción que fija las medidas que han de adoptar los agentes --obligatorias y complementarias-- para cada uno de los niveles de riesgo de las víctimas. La Secretaría de Estado acaba de remitir a las fuerzas de seguridad una serie de consejos policiales regidos en la nueva instrucción, que se distribuirán a los municipios. H