Castellón exporta talento docente a Cataluña. Un total de 661 profesores de la provincia trabajan actualmente como interinos en las bolsas de empleo de educación, según los datos del Departament d’Ensenyament de la Generalitat Catalana. Buscan adquirir experiencia y puntos de cara a una futura oposición y es que en la comunidad autónoma vecina, a diferencia de lo que ocurre en las tres provincias valencianas, no es necesario aprobar un examen para comenzar a ejercer en un centro público. Basta con tener la carrera de Magisterio, el Grau Mitjà e inscribirse.

La lista de los castellonenses que quieren emigrar y trabajar en la comunidad autónoma vecina es, todavía, mucho más amplia. Más de 2.000 personas están inscritas este curso 2017/2018 en la bolsa de trabajo, a la espera de obtener una plaza en Barcelona, Tarragona, Lleida o Girona para hacer una sustitución, tal y como han confirmado desde la Generalitat a Mediterráneo.

Las suplencias más cotizadas son las vacantes (por jubilación o excedencia), que dan al aspirante trabajo para todo un curso en el mismo centro educativo. Sin embargo, hay sustituciones por enfermadad, las más comunes, de diversa duración. Pueden ir desde una semana a varios meses.

Cristina Zumaquero, natural de Almassora, trabaja como maestra en Santa Coloma de Gramanet, donde tiene la suerte de contar con una vacante. Este no es su primer destino. El curso pasado estuvo en Vilafranca del Penedés.

«Al acabar Magisterio, todos queremos conseguir una plaza fija, pero tenemos que esperar a que la Comunitat convoque o no oposiciones. Hay que aprobar todo el proceso o, en el mejor de los casos, sin haber aprobado, entras en bolsa pero a saber cuántos años tardan en llamarte», señala la joven. Reconoce que «como no hay convocatoria o salen muy pocas plazas, decides buscar alternativas que te permitan trabajar y que te den méritos para presentarte a ese futuro examen».

PIDEN UN SISTEMA PARECIDO / Manel Torlà, de 27 años y vecino de Vilafamés, ejerce en Tuixent (Lleida), un pequeño pueblo de 122 habitantes, situado en la vertiente meridional de la Serra del Cadí. Sus clases son muy reducidas, pues tiene unos seis alumnos. «Estaría bien implantar un sistema similar al catalán en nuestra Comunitat, ya que, si no salen oposiciones o incluso si salen y no tienes una nota excelente, no tienes oportunidad de trabajar. Puede que este sea el motivo por el que tantos castellonenses emigramos aquí», destaca.

El grauero Alejandro Hidalgo es maestro de inglés en Barcelona y se siente «muy contento» de poder ejercer, aunque sea lejos de casa. «Conozco a gente que, sacando un sobresaliente en la oposición, no han conseguido plaza porque cuentan mucho los puntos por experiencia docente. Es una situación frustrante y, aunque vivir en Cataluña no es mi plan a largo plazo, me ofrece una oportunidad que no puedo desaprovechar», reconoce.