Del Hospital Provincial de Castellón a Filipinas. La hermana Inmaculada Vírseda es una de las miles de personas que han vivido in situ el tifón Yolanda y sus efectos devastadores.

La monja, de la congregación de la Consolación, estuvo trabajando muchos años en el Hospital Provincial, donde era la encargada de coordinar a los voluntarios. Ahora está residiendo en Cebu (Filipinas), donde ha viajado para desarrollar una misión humanitaria centrada en los niños en situación de exclusión social. Junto a otras tres hermanas, lidera el proyecto Dreamland, “para que los niños puedan soñar con una vida mejor”, como reconoce en un vídeo que recoge su trabajo en la región y que ha sido editado tras el tifón.

En su perfil de las redes sociales, Vírseda asegura que, afortunadamente, la comunidad con la que trabaja no ha sido afectada por Yolanda, aunque ante la necesidad de ayudas, ayer mismo se desplazó hacía los lugares más devastados para repartir comida y tender una mano a los más necesitados. “En nuestra ciudad, Cebu City, no nos ha afectado el tifón, pero desde aquí estamos llevando las ayudas a los que la necesitan”, asegura.

VÍDEO // Por otra parte, en el audiovisual que recoge la labor de la hermana en Filipinas, que se puede consultar en la página web del obispado de Tortosa, www.bisbattortosa.org, reconoce que trabajan “con quienes son permanentemente en la miseria y no son noticia”. “Incidimos en la salud, la nutrición y la educación de los más pequeños, y les enseñamos a rezar para que conozcan a Jesús”, explica. Además, agradece el apoyo desinteresado de mucha gente: “En estos momentos de tanto sufrimiento en Filipinas, damos las gracias a todos por vuestra oración y donativos”. “Queda mucho por hacer”, insiste. H