Lremodelación de la carretera N-232 que une la provincia de Castellón con Aragón, hoy ya en fase de ejecución para lo que el Gobierno invertirá casi 40 millones de euros, no ha logrado silenciar la demanda de una mejora en las comunicaciones entre ambas comunidades. El detonante de las críticas ha sido el anuncio realizado por Fomento de que esta vía se desdoblará solo a su paso por tierras aragonesas hasta unir esta región con La Rioja, con lo que Castellón queda fuera de la futura autovía que hoy se proyecta.

A las críticas vertidas esta semana por los socialistas castellonenses se sumó ayer la del alcalde de Morella, Rhamsés Ripollés, quien, además de celebrar la mejora de la N-232, reclamó que no se paralice la autovía A-68 en la provincia de Castellón. El mandatario municipal recordó que esta zona del interior es de las peores comunicadas del país y aunque las actuaciones previstas en esta carretera es en sí mismo una mejora, el conversión en autovía debe hacerse «hasta el final», con lo que se uniría el Cantábrico con el Mediterráneo, según explica el alcalde morellano.

Desde Compromís, el senador territorial Carles Mulet, se refirió al desprecio que han tenido por la provincia tanto los gobiernos del PP como del PSOE especialmente en infraestructura, mientras que el diputado del PP por Castellón, Óscar Clavell, lamentó ayer que no se tenga en cuenta el esfuerzo inversor del Gobierno de Rajoy, que ya ha licitado cinco grandes obras en la provincia y ha sacado de la apatía y el desinterés que venían mostrando los socialistas por la provincia.