En enero fueron cuatro. Dos más en febrero. Cinco durante el mes de marzo. Otras cuatro en abril... Ocho más en lo que va de noviembre. Desde que arrancó el año 48 mujeres han sido asesinadas en España por sus parejas o exparejas. 1.300 desde 1995. Y otras 62.316 han denunciado ser víctimas del terrorismo machista durante la primera mitad del año. 747 de ellas en Castellón.

747 mujeres de la provincia tienen a su lado a 747 presuntos maltratadores. Y casi 200 tienen totalmente prohibido acercarse a ellas. Porque en Castellón 192 mujeres víctimas de violencia machista viven en estos momentos con algún tipo de medida de protección y de vigilancia por parte de la Policía Nacional, la Guardia Civil o las policías locales, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Medidas que pueden ser desde una llamada diaria para verificar que todo está en orden a un sistema más amplio de protección policial.

Que 192 mujeres hayan solicitado medidas de protección durante los seis primeros meses de este año (en algunas ocasiones la orden se dicta a instancias del Ministerio fiscal) significa que algo está fallando. La cifra de órdenes de protección difiere poco de la registrada el año pasado (en el conjunto del año fueron 465) y evidencia, a juicio de los expertos, que la lacra de la violencia de género sigue sin solución. Y eso que para proteger a las amenazadas, el Estado ha movilizado a miles de policías y guardias civiles, creado juzgados especializados, equipado a las prisiones con terapeutas, desarrollado decenas de campañas publicitarias para convencer a las mujeres de que denuncien a sus maltratadores, a los maltratadores de que no son bienvenidos. Pero aún así a las mujeres las siguen matando.

valores que se pierden // Domingo García Marzá, catedrático de Ética de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI) asegura que una de las claves está en la educación o, mejor dicho, en el fracaso de un sistema educativo centrado en la competencia y en el individualismo. “Ni la familia ni la escuela enseñan los valores de igualdad o respeto, tampoco las obligaciones que conllevan. No digamos ya las universidades”, apunta. Un vacío que ha sido bien aprovechado por los medios de comunicación y por la publicidad de la que dependen, la televisión al frente. “Ellos son los verdaderos educadores, son quienes construyen y mantienen nuestra cultura machista”, argumenta.

Para Loli Prats, coordinadora del Centro Mujer 24 Horas de Castellón, otra de las claves está en la denuncia. Porque todavía son muchas las que no se atreven a dar el paso“ Preocupa la cantidad de mujeres que todavía no denuncia, pues es algo necesario para poner en marcha las herramientas del sistema en cuanto a protección de las víctimas y recursos para su restablecimiento personal”, apunta.

Denuncias sí y y otra vez educación. La asociación de ayuda a familiares y víctimas de violencia de género de Castellón (Afavir) lleva años reclamando a la Administración una asignatura de convivencia cíviva obligatoria en todos los ciclos formativos incluyendo la Universidad, así como una reforma del Código Penal para que los asesinatos por violencia de género tengan el mismo rango que los del terrorismo y, por lo tanto, se les aplique la misma pena. H