Las sanciones por pescar en embalses y ríos de la provincia de Castellón sin licencia o fuera de la época de veda han caído hasta un 70% en los últimos cuatro años, a pesar de que los pescadores de la provincia denuncian que el número de aficionados furtivos va en aumento. La exigencia de más control en los pantanos surge a raíz de que hace tan solo una semana un aficionado rumano se ahogara en el embalse de María Cristina al intentar rescatar su caña que se le había caído en el agua. El desenlace fue fatal.

La Conselleria de Medio Ambiente, entidad competente a la hora de conceder la licencia para poder pescar en fluvial, tramitó el año pasado 40 denuncias en Castellón por pescar sin la autorización necesaria. Esta cifra es mucho menor a la del 2009, cuando se interpusieron 69 sanciones. Sin ir más lejos, el presidente del Club de Pesca Deportiva de l’Alcora, Vicente Paús, remarcó que cada vez son más los aficionados que acuden a pescar, por ejemplo al embalse de María Cristina, sin disponer de licencia, “ya sea por desconocimiento o dejadez, así que no conocen la normativa vigente y ahí comienza el verdadero riesgo”.

Los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil son los que suelen presentar las denuncias, ya sean por pescar sin autorización o fuera de la época de veda. Los aficionados que pescan sin licencia se enfrentan a una sanción de 150 euros, mientras que por hacerlo en zona prohibida (no se puede pescar en todos los pantanos) la multa es de 300 euros. Además, también se sanciona el uso de más de dos cañas con una cuantía de 30 euros. H