Desde aquellas primeras elecciones democráticas de la Transición, en que fuimos muchos a los que nos afectó la emoción de lo que era ‘una primera vez’, y nos vimos obligados a que las mirásemos con unos ojos nuevos, con una ráfaga de búsquedas de tiempos presentes y pasados.

Así que, recién hechos públicos los resultados de estas últimas elecciones, me apetece situarme ante el hecho de ir recordando algunos de nuestros hechos y vivencias históricas. Naturalmente que ya está todo dicho y escrito. Por Llorens de Clavell y Viciana, por el Padre Vela y Bernardo Mundina; por Balbás y Mosén Betí, por Llinás, Carbó, Sánchez Gozalbo, Gimeno Michavila, Vicente Traver, Codina y Sánchez Adell, Luis Revest, por algunos más sin duda. Ahora también por Elena, la directora del Archivo Municipal. Pero fue precisamente el archivero don Luis, el que me lo decía muy a menudo:

-- “¡Qué grande eres Tomás, que primero hablas de lo primero y, después, de lo segundo!”.

Nuestra Carta Puebla está fechada en 1239 cuando Don Nuño Sancho, cede tierras a 54 pobladores, situadas en el entorno de la alquería de Benimahomet, con casas y parajes del término, tal y como muy bien se indica en el Llibre del Repartiment.

El gesto del Primer Señor Feudal, no tuvo efecto hasta unos años después.

LOS ORÍGENES // Puede afirmarse, por tanto, que la ciudad de Castellón fue fundada el 8 de septiembre de 1251 a través del Privilegio del Traslado que el Rey Don Jaime I firmó en Lérida y por el que daba licencia al lugarteniente general del Reino, Ximén Pérez de Arenós, para que se pudiese trasladar la villa castellonense al llano desde la árida montaña. Y es que, conquistada Burriana a los moros en 1233 por don Jaime I y su gente, hacían incursiones desde la misma a los poblados próximos, conquistando así también Castelló de Burriana, Borriol, Coves de Vinromà, Alcalatén y Vilafamés, según refiere la Crónica Real. No es por tanto, extraño, que digan los historiadores que Castellón, su ciudad, fue fundada como lugar habitado y poblado, con castillo y término propio, desde el siglo XI y que, al ser conquistado era lugar con extenso término en el que existían varias alquerías, grupos de viviendas y casas de labor, con nombres que en gran parte se conservan y a cuyos habitantes el rey concede repetidas veces, determinados privilegios. Se le llama Castellón antes y aún después de la Reconquista, sin sobrenombre alguno, aunque en la Crónica Real y documentos posteriores, se cita como Castellón de Burriana. Todavía no se hace mención en parte alguna como a ‘Castellón de la Plana’.

LA PLANA // El sobrenombre de la Plana apareció en una relación de lugares que el siguiente rey, don Jaime II, proyectó en 1308 el conceder a su futura nuera doña Leonor de Castilla como espléndida dote y arras de boda.

El castillo es conocido con el nombre de ‘Castell Vell’, único como es sabido en el cerro del primitivo poblado, alrededor del cual existían algunas construcciones entre las que se encontraba la primitiva iglesia, la actual Ermita, tan impresionante y hermosa ahora, la acabo de visitar.

El privilegio concedido era solamente a modo de permiso para que los habitantes del entorno al ‘Castell Vell’, pudieran trasladarse a la gran llanura que se admiraba desde el cerro. En realidad venía a regularizar una situación de hecho, ya que, desde marzo de 1249 y enero de 1250, don Jaime I ya otorgó documentos de donación de las casas y tierras arrebatadas a los musulmanes. Don Vicente Traver dice que entre esas propiedades hay unas treinta en los alrededores de la alquería de Benirabe, con 23 huertos, lo que da pie a que todos los historiadores señalen a Benirabe como el núcleo principal del nuevo lugar, del nuevo Castellón, en verdad.

LA ROMERÍA // La autorización a Ximén Pérez de Arenós dice textualmente “a cualquier lugar que se estime conveniente”. Es la puntualización al traslado. Y eso ocurrió el tercer domingo de Cuaresma del año siguiente, en 1252. Se trata como es lógico al origen de la romería. El padre José Vela en 1750, mucho después don Luis Revest y posteriormente gente de nuestro tiempo, han explicado reiteradamente cuándo, desde y cómo tuvo lugar el traslado. Así citan aquel primer documento: “el nuevo lloch debió tomar como base un camino, un grupo de casas ya existente. El camino de llegada hasta allí fue seguramente la actual calle Mayor, pues de las casas que allí había salían caminos para llegar a las huertas. Y fueron apareciendo la plaza de la iglesia, el fosar o cementerio, artefactos o norias para alimentos…”.

Todo nos invita a que, cada cual, cada vecino o familia entera, recuerde el año del traslado, aquel en que ha sido más feliz. Y piense con Bernat Artola que “anar a la romeria no es tan sols anar de festa, es deure que manifesta orgull de geneaologia…”.

UNA PROVINCIA // Los privilegios concedidos por el Rey Conqueridor por un lado y la fértil llanura de la Plana, con un clima templado casi todo el año y los sistemas de riego construidos por los moros, constituyeron gran aliciente para que fueran asentándose en la nueva villa recién trasladada gran número de familias cristianas que hicieron de Castellón, en poco tiempo, un núcleo intensamente poblado, que sobrepasó a los de las poblaciones vecinas de Burriana y Borriol.

Años después, en 1273, se fundó también por real privilegio la vecina población de Vila-real. Pero Castellón fue considerada desde un principio como la capital. Era la salida natural de la Plana hacia el camino del Sur y el del Norte, hacia la parte de la alta Gobernación, tierras de Morella y del Maestrazgo, al Señorío de Alcalatén, partes ricas entonces en monte y ganado, que sostenían ya en aquel tiempo relaciones comerciales con regiones apartadas, de Francia e Italia, a través de toda la zona costera. Eso valió a Castellón el ser una ciudad muy considerada. Tanto, que por los Reyes de Aragón fue designada, con Játiva y Valencia, capital de Comarca. Después, en 1833 y como una consecuencia de la Constitución nacida de las Cortes de Cádiz, el que España quedara dividida administrativamente en las 49 provincias actuales, Castellón entre ellas. H