Es una de las primeras zonas de esparcimiento canino de la ciudad. Abierto en el PAU Sensal en el año 2012, hace dos se trasladó de su ubicación inicial a otra parcela próxima, entre las calles Río Volga y Río Llobregat, a raíz de quejas vecinales de los residentes en la zona --por los ruidos que se generaban-- y tras dividir el parque canino en dos áreas, una para perros pequeños y otra para grandes, que no todos entendieron. Entonces, a mediados del 2016, decidieron reubicar el pipican a unos terrenos de mayores dimensiones, donde está actualmente, y ahora los nuevos vecinos están también en pie de guerra.

Tanto, que se ha iniciado una recogida de firmas por las fincas de viviendas cercanas al parque tras numerosas quejas de multitud de vecinos por ladridos y olores provocados por la gran afluencia de animales. Incluso administradores de fincas han llegado a presentar escritos al Ayuntamiento solicitando la retirada de esta zona de esparcimiento canino, según dicen, «recibiendo siempre respuesta negativa del consistorio».

Las mismas fuentes aseguran que han instado también a adoptar varias medidas para minimizar las molestias, pero sin resultados satisfactorios.

«Tenemos a un lado el pipican, que nos genera muchísimas molestias, y al otro un descampado lleno de ratas. Hemos puesto varias reclamaciones y avisado al Ayuntamiento, pero no limpian ni fumigan a fondo y las ratas siguen ahí», afirman vecinos de las inmediaciones de la zona de esparcimiento canino, que consideran que su ubicación «es muy desafortunada», al tener un colegio justo delante --el Isidoro Andrés-- y multitud de viviendas con niños. «Los dueños de los perros no esperan a llegar al vallado y dejan sus excrementos por las aceras. Es asqueroso», detallan.

Normas de uso

Ante las nuevas quejas vecinales por un espacio que muchos consideran necesario, pensando en los animales, pero que nadie quiere cerca de casa, desde el Ayuntamiento instan a los propietarios de las mascotas a cumplir con las normas de uso de la zona y apelan a la buena convivencia. Además, explican que su ubicación es provisional, condicionada al desarrollo urbanístico de estas parcelas.

La del PAU Sensal es la primera zona de esparcimiento de perros. La habilitó el anterior equipo de gobierno municipal, en cumplimiento de un compromiso de mandato por el que abrirían un espacio similar para las mascotas en cada uno de los distritos de la ciudad.

Desde entonces, alguno de los otros pipican también han generado algunas molestias vecinales, como el de Gran Vía o el del Parc de Ferro, también por fuertes olores y por ruidos. Con todo, también hay que ver la parte positiva de estos espacios, que ofrecen a los propietarios de mascotas un lugar vallado donde llevar a sus animales.