La mayor de todas las plazas. Un enclave urbano de estilo toscano que ha ido configurando la historia de todo un pueblo. No se puede entender la personalidad de Castellón sin tener en cuenta la evolución urbanística del corazón dela capital, “que ha renovado su piel”, como explicó en su día el actual alcalde, Alfonso Bataller, en la inauguración de una remodelación urbanística que, en el 2011, transformó la fisonomía del principal espacio ciudadano, testigo diario de los acontecimientos mundanos, profanos y sagrados: fiestas de la Magdalena, procesiones como las de Semana Santa o el castizo Corpus, minutos de silencio, actos de protesta y movilizaciones sociales, actuaciones musicales, representaciones teatrales, mercado navideño, desfiles de moda, fuegos artificiales…

Una reforma que representa una “apuesta por la accesibilidad y por la utilización de materiales de calidad, resistencia y perdurabilidad”, describió el alcalde en la inauguración de esta remodelación que ha supuesto un cambio cualitativo en la configuración de los espacios para disfrute de los ciudadanos. Con un presupuesto de 2,2 millones de euros, financiados por la Generalitat valenciana dentro de su Plan Confianza, el 23 de diciembre del 2011 se abría al público un cambio en la concepción y diseño de un espacio para la convivencia urbana.

DE PIEDRA CALIZA // De entrada, el suelo la plaza está cubierto con piedra caliza de Ulldecona a modo de ladrillo. Además, la zona central se cubrió con piedra caliza de Borriol, que le da una personalidad propia al asfaltado de este enclave.

Una nueva plaza Mayor con evocaciones de lo antiguo. Como el laberinto dibujado en el suelo junto a la fachada y entrada principal de la concatedral de Santa María, como el que se puede encontrar en muchas de las catedrales góticas del mundo. Otra de las novedades que se ha incorporado es una maqueta en bronce, a escala, de la plaza Mayor, obra del escultor Carlos Martínez.

También referente a los siglos pasados es el plano del historiador Rafael Martí de Viciana, que describe la antigua Vila y que está fechado en 1563. Junto a la franja longitudinal de piedra de Borriol situada frente al mercado se han conservado 4 piedras de la cantera de la Magdalena, de las existentes anteriormente en la plaza en las que se esculpe la siguiente leyenda: “La ciutat de Castelló fa romandre ací aquestes lloses, antiga pell de la plaça Major, testimonis muts de minuts de silenci, llibrells de les notres llàgrimes de la nostra realesa festera i oïdes sordes de la música del nostre poble”, en referencia a las conmemoraciones relativas a las fiestas fundacionales de la ciudad que se realizan en esta plaza. Y es que, como una joya arquitectónica que preside el rumbo cotidiano de Castellón, la plaza Mayor, flanqueada por los nobles edificios de la concatedral, la torre campanario, el Ayuntamiento y el Mercado Central, es un referente.

Por último, como otro elemento decorativo, se ha instalado un escudo de la ciudad esculpido en piedra de Borriol envejecida que preside la entrada al noble edificio ya que ha sido instalado bajo el porche del Ayuntamiento. H