Una brecha digital sigue dividiendo a los españoles en función de su edad y sus recursos, económicos o culturales. Según un estudio de la Fundación BBVA, un 63% de los españoles nunca ha accedido a la red. Sobre todo si son mayores de 50 años. Es un porcentaje muy superior al de los países de nuestro entorno. Paradoja: según otro dato, en las empresas españolas funcionan más de 22.000 robots. Eso, que sitúa a nuestro país por delante de Francia y Gran Bretaña en la renovación tecnológica de los procesos manufactureros, confirma nuestra brecha interna.

Esta intensiva inversión en tecnología, liderada en buen parte por las multinacionales del automóvil, es una buena respuesta al peligro de desindustrialización ante la competencia de países con mano de obra más barata. Pero necesitamos muchas más ofertas de trabajo vinculadas al dominio y uso de las nuevas tecnologías para estimular su aprendizaje. Porque los datos sobre el escaso dominio por parte de los españoles de estos recursos es una inmensa desventaja nacional. Si tantas personas pierden este tren, nuestro país acumulará pronto un gran retraso en su puesta a punto en modernidad y en capacidad de más desarrollo.