La provincia de Castellón conserva, al menos, 58 vestigios de la guerra civil y de la dictadura franquista, distribuidos por varias localidades como Castellón, Altura, Almenara, Figueroles, El Toro, Morella, Llucena o Sant Mateu.

En la capital, el Grup per a la Recerca de la Memòria Històrica tiene contabilizados 14. Uno de los más importantes está en la fachada de la iglesia de la Trinidad, donde todavía puede leerse el nombre de José Antonio Primo de Rivera y se ve el yugo y las flechas. También quedan marcas del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda; una con la inscripción Grupo 14 de junio-Delegación Nacional de Sindicatos. Y en el Grao hay un grupo de viviendas llamado José Antonio. Entre las calles con nombres franquistas destaca Santos Vivanco y la plaza Fernando Herrero. También quedan vestigios de la época franquista en el Hospital la Magdalena.

Todos estos, y otros, se suman a la Cruz del parque Ribalta que tanto debate está generando en los últimos días, después de que se haya iniciado el proceso que propone retirarla. Como ya recogió ayer este periódico, el comité técnico para la valoración de la retirada de vestigios relativos a la guerra civil y la dictadura en la Comunitat, dependiente de la Conselleria de Justicia, ha aprobado en una primera votación el informe de la historiadora de la UJI Rosa Monlleó que propone reubicar la cruz en el cementerio. Este documento tiene que pasar ahora una segunda votación antes de llegar al Ayuntamiento. Se trata de un informe no vinculante, por lo que el consistorio tendrá potestad para aplicarlo o no.

En este trabajo de Monlleó se ha tenido en cuenta la decisión de Amics del Ribalta y del Grup per a la Recerca de la Memòria Històrica que, precisamente ayer, recalcó que la cruz «está en un parque que es patrimonio cultural y natural y ha sido un lugar de exaltación del franquismo». «Un espacio público no puede exaltar ni recordar un periodo violento de nuestra historia».