La señal de alerta está encendida. Castellón ha perdido mucha población y, de seguir inmersa en esta tendencia, esta problemática podría adquirir dimensiones muy importantes. Lo indican las proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE), que marcan que entre la cifra de habitantes que tenía la provincia en el 2010 (591.403) y la que según cálculos basados en factores sociales y económicos tendría en el 2031 (532.158), hay casi 60.000 personas, es decir, el 10% del total de castellonenses que había censados hace ocho años.

El profesor del Área de Geografía Humana de la Universitat Jaume I, Javier Soriano, explica que las proyecciones «llevan años siendo pesimistas» y las cifras parecen dar la razón a esta estimación del INE. No obstante, señala que «la situación podría invertirse si se reactiva la inmigración, los retornos de emigrantes y la natalidad mejora un poco».

Punto de inflexión

En este sentido, 2018 ha marcado un pequeño punto de inflexión, ya que, por primera vez en seis años, la provincia incrementó su número de habitantes, aunque bien es cierto que solo en 1.406 personas, lo que no salva la sangría de anteriores ejercicios.

Por otro lado, según el profesor de la UJI, hay dos factores que no son específicos de la provincia y que agravan esta problemática. Uno de ellos es que «el horizonte es de progresivo envejecimiento en las próximas generaciones». El otro, que «hay que tener en cuenta que en los próximos años aún se notará los efectos de la guerra civil en la pirámide de población (en la contienda nació menos gente y murió mucha). Eso agrava la disminución», detalla

No obstante, Javier Soriano matiza que «el escenario demográfico es difícil de predecir», resalta.

Inmigración

El principal factor que hizo que la población de Castellón se disparara en una década (del 2000 al 2010, cuando ganó más de 100.000 habitantes) fue la inmigración llegada a la provincia en busca de trabajo. Con la irrupción de la crisis económica, no es solo que esos flujos de población se interrumpieran, sino que hubo una vuelta masiva de extranjeros a sus países.

En este sentido, y junto al ligero incremento de población, uno de los datos más significativos que dejan las cifras del padrón del 2018 es que también se ha incrementado el número de inmigrantes. Y es que según el INE, a inicios de este ejercicio había 81.331, mientras que, en el 2017, fueron 79.636. Es la primera vez desde el año 2013 que la dinámica cambia, porque este número iba disparado hacia abajo.

La gran mayoría de extranjeros residentes en la provincia procede de Rumania (38.377), seguida de Marruecos (15.208).