No hay solución. El PSPV-PSOE de la capital volvió a exhibir ayer que el partido está roto en mil pedazos tras una asamblea en la que se decidían los 10 delegados que irán al congreso de País, donde se elegirá al nuevo secretario general, pero que se celebró en clave interna pensando ya en su propio congreso local y donde afloraron las discrepancias entre las diferentes familias.

Por una parte está la ejecutiva local con el sector de Amparo Marco (SoCa), Pep Lluís Grau (con parte de la familia nacionalista), Izquierda Socialista y, por la otra, el grupo de críticos que aglutina también a nacionalistas, a los de Ignacio Subías y a los alartistas de Clara Tirado. Ayer, ambos bandos presentaron lista y, en la votación, ganó la de los segundos por solo cuatro papeletas. El resultado, 75 a 79, refleja lo obvio: que el partido está dividido en dos y que ni unos ni otros tienen capacidad para articular un proyecto unitario que aglutine al grueso de la agrupación.

En lo único en que coincidieron los socialistas de la capital es en reprobar la gestión de Jorge Alarte. Hasta cinco intervenciones hubo ayer para criticar su liderazgo “personalista” y su comportamiento “casi sectario”. Nadie, ni los suyos (en la reunión estaba Clara Tirado) salió a defenderle, y en la votación hubo casi 100 papeletas en su contra por 28 a favor. Otro asunto es a quién apoyarán los 10 delegados de País. Con los resultados de la votación de ayer, la lista de la ejecutiva cuenta con cuatro (Pep Lluís Grau, Mónica Barabás y Francisco Gil --que están con Puig-- y Nuño Jiménez --con Manuel Mata--) y la de los críticos con seis (Alexis Barrio y Andrea Ramón --con Alarte--, Fina Gimeno, Isabel Escudero y Miguel Ángel Moro --con Puig-- y Leandro Pastor --con Mata--).

A la vista de lo corrido ayer, el gran perjudicado por esta división en el PSPV-PSOE de Castellón es el alcalde de Morella. Si los de Subías y parte de los nacionalistas no se hubieran alienado con los de Tirado para mantener su enfrentamiento con los de la ejecutiva, es posible que la parlamentaria no hubiera podido presentar lista propia o no hubiera sumado más del 20% de apoyos, por lo que no tendría delegados y Puig sumaría ocho y no seis.

Grau, secretario general local, reconoció anoche que hay que valorar la situación en la que sigue el partido “porque esta división es absurda; hay que llegar a una confluencia cuanto antes”. H