La revalorización de las pensiones no es el único problema que se cierne sobre ellas. Este afecta directamente a quienes las están percibiendo en este momento; pero hay otras amenazas para quienes han de percibir en el futuro el fruto de su trabajo actual.

Entre estas amenazas aparecen el retraso de la edad de jubilación (desde el 2012 ya se ha sumado medio año y en este ejercicio queda fijada en 65 años y medio para quienes no hayan cotizado 38,5 años durante su vida laboral), pero también el llamado factor de sostenibilidad de las pensiones.

En virtud de este artificio, a partir del año que viene, y de forma consecutiva cada ejercicio anual, el Gobierno retirará un 0,5% de la pensión que cada trabajador debería cobrar en función de su cotización. Así, quienes se jubilen dentro de diez años cobrarán un 5% menos que aquellos que lo hagan este año. Los sindicatos calculan que en el 2050 la pérdida de poder adquisitivo será del 50%.

Y esto ya está teniendo consecuencias. Este año se están disparando las jubilaciones anticipadas para evitar sufrir el año próximo el recorte del 0,5%. «La gente busca que no se le aplique la reducción», señala Sacacia.