Que tiempos aquellos. De celebración íntima y familiar se ha pasado a rito social y multitudinario. Una feria de las vanidades en la que los regalos, el convite y el vestuario supera lo netamente espiritual y religioso, para dar paso a un evento que señala con fecha roja en el calendario cuando llega el mes de mayo. Una Primera Comunión es ahora como una boda o más, ya no solamente por el montante económico, sino por las repercusiones en las relaciones sociales y familiares.

Estimaciones de la Unión de Consumidores en Castellón hablan de que el gasto medio para la celebración de una comunión en la provincia supera los 4.000 euros. Una fiesta que es más cara si el comulgante es niña por toda la clase de complementos en el traje, así como la gran variedad de regalos que hay de más para las niñas.

El cambio experimentado en esta fiesta de la Primera Comunicó lo cuenta Fernando Ripollés, abastecedor del Club Náutico de Castellón, uno de los restaurantes clásicos en este tipo de celebraciones. "Hace 40 ó 50 años, la Primera Comunión era un ritual familiar que se celebraba en las casas particulares y comenzaba con desayuno de chocolate y se servía paella para comer". "Era otro tipo de celebración, más íntima", describe Ripollés.

El abastecedor del Náutico indica, como dato revelador del cambio que ha sufrido la celebración de las Comuniones y la evolución del coste de la vida, el precio del menú para la fiesta. "Hace 40 años el cubierto costaba 350, 500 ó 750 pesetas, ahora, 40 euros el menú, más de 8.000 de las antiguas pesetas". Una evolución refrendada por Santiago Larrosa, del Mesón del Cordero, otro de los restaurantes clásicos en la fiesta de la Eucaristía.

Amparo Peñarrubia, de Papelería Navarro, desvela como identificativo de lo que son hoy Comuniones que "las listas de los regalos se abren a principios de enero y en el mes de marzo ya se han cerrado".

"Ya no valen la caja de compás, el estuche de colores o las ceras, ahora son juegos de carteras, mochilas, bolsos de todos los tamaños y colores, toallas...", indica Peñarrubia, quien, eso sí, asegura que "permanecen las estampas y los recordatorios, aunque con diseños modernos en los que ya no está el cáliz".

Respecto a los trajes de Comunión, un vestido para niña en 1975 valía "2.500 pesetas, hecho a medida", como recuerda Vicente Alegre, de Modas Rosalina. "Ahora cuesta de 300 a 400 euros", manifiesta. Pilar Nebot, de Casa Nebot, evoca como precio de un traje de comulgante hace unos años "sobre las 20.000 pesetas".