Cubrir los aproximadamente 4 kilómetros que separan la avenida de Lledó de la playa por el Camí la Plana evidencia, a simple vista, la necesidad de actuar en la que es una de las vías más transitadas por los castellonenses, sobre todo en verano. Una calzada estrecha, sin aceras en la mayor parte del recorrido, sin carril bici, con postes de madera torcidos y antiestético cableado, con villas, algunas de ellas casi pegadas al camino, el firme irregular en algún tramo y una acequia a la que ha caído más de un vehículo. No es una imagen nueva. Se arrastra durante años, quejas de usuarios incluidas. Pero todo esto, tiene fecha de caducidad: diciembre del año 2019.

Es el plazo tope para ejecutar la reforma integral del Camí la Plana en la que está trabajando el equipo de gobierno. Una propuesta que pasa por habilitar carril bici y aceras en función de la anchura de la vía, que no prevé cubrir la acequia ni tampoco expropiaciones. Una obra, a medida, diseñada para mejorar la seguridad de una vía que asume un gran volumen de tránsito.

En el último pleno, el ordinario de julio, aprobaron una modificación de crédito por la que 5,2 millones de euros se destinarán al Camí la Plana, lo que supone «el 90% de las inversiones financieramente sostenibles» con las que se podrá «profundizar en las aspectos de seguridad y de medio ambiente de la vía», según explica a este diario el concejal de Ordenación del Territorio, Rafa Simó.

Después del verano se terminará de perfilar el proyecto de remodelación y se avanzarán más detalles, y aunque no hay fecha de inicio de las obras ni tampoco se sabe el plazo de ejecución, al tratarse de un proyecto con cargo a las inversiones financieramente sostenibles, tiene que estar acabada antes del 31 de diciembre del próximo año.

El nuevo Plan General --en tramitación-- prevé rutas ciclopeatones que discurran por el histórico camino de la Plana.