No es necesario irse al Tíbet para contactar con un lama. En Vall d´Alba, a pocos metros del arco de Cabanes, existe un auténtico monasterio budista. En él el visitante puede disfrutar de unos días de tranquila y relajante meditación, entre otras actividades que imparten tanto lamas como monjes que allí habitan. Todo sea por alcanzar la felicidad. El budismo, según los expertos, hace más dichosos a quienes lo practican. Meditación, toma de conciencia y análisis de la realidad son las claves de los lamas para tener una vida en armonía. Pero, ¿cuál es el secreto? Desde luego, no existe una receta infalible para ser feliz. El budismo no constituye una fórmula mágica para resolver los problemas y alcanzar la felicidad. Sin embargo, este método de autodisciplina ética funciona para los más de 450 millones de seguidores repartidos por el mundo.
El hecho de que entre sus adeptos se encuentren rostros tan populares como los de Richard Gere o Penélope Cruz ha llevado a esta doctrina a la primera plana de los medios de comunicación. No obstante, más allá de la modas impuestas por los protagonistas del papel couché, la filosofía del budismo es una tradición espiritual con más de dos milenios de antigüedad. Ahora desde la localidad de Vall d´Alba se muestra al alcance de todos.
LA MENTE ES ENERGÍA Según la doctrina budista, la mente es una energía que no se crea ni se destruye sino que se transforma. Por tanto, cuando el cuerpo material muere, ésta vuelve a renacer en otro cuerpo. La idea de la reencarnación conduce directamente a otro principio básico: el Karma, es decir, cada momento presente es consecuencia de todos los actos pasados. De la misma manera, el futuro será consecuencia de la acción presente. Comprehender esta relación causa-efecto supone el punto de partida de una conducta más ética, ya que la próxima vida dependerá de lo que se hace aquí y ahora.
Unos principios básicos, que muchos pueden poner en práctica asistiendo a las actividades y conferencias que ofrece este singular monasterio durante todo el verano.
Según los monjes de la Casa Monasterio de Vall d´Alba, un comportamiento ético es aquel en el que la búsqueda de la sabiduría sustituye a la ignorancia, el amor al apego y la compasión a la aversión. Para lograr todo esto, la clave, nuevamente, es la meditación. Una actividad que lejos de ser un ejercicio de relajación para poner el intelecto en blanco constituye un análisis crítico de uno mismo y del mundo que le rodea. Realizar esta práctica en verano, cuando estamos más relajados y libres, puede ser el punto de partida para renovar el punto de vista sobre la vida tras las vacaciones estivales, y comenzar a afrontar las tareas cotidianas con nuevas y positivas energías. Una conveniente programación de las actividades a desarrollar y los consejos del monje budista del monasterio, es la opción elegida de numerosas personas que se retiran hasta allí durante una larga temporada.
ALIMENTOS YIN Y YANG En la Casa Monasterio Budista Sakya Trinley Ling, la macrobiótica es fundamental. Elegir los alimentos correctos, para fomentar la salud natural de las personas, es básico para estos monjes. Se trata de otra manera de comer que pretende obtener el bienestar físico, emocional y espiritual a través de los alimentos. Está asentada en la filosofía Zen budista y espera encontrar dicha armonía aplicando el equilibrio establecido por el yin y el yang. Las pautas que determinan la vitalidad idónea, según esta filosofía, son tener siempre buen apetito, estar alegre y predispuesto a realizar las cosas con esmero, no sentirse cansado, tener un sueño profundo, una buena memoria y sobre todo, ser íntegro. Según la filosofía zen, el invierno es yin y el verano, yang. Teniendo esto en cuenta, la dieta macrobiótica aconseja tomar más alimentos yang en invierno y yin en verano. Es cuestión de complementar y mantener un equilibrio entre los dos pilares. El yin representa la fuerza centrífuga; es la expansión, lo líquido y lo frío, lo blando, débil y delicado, lo femenino, lo tímido e introvertido, lo pasivo y contemplativo. El yang, sin embargo, es todo lo contrario; la fuerza centrípeta, lo rojo y cálido, lo sólido y durable, lo activo y extrovertido, la concentración, lo enfático y lo material. Teniendo en cuenta estos criterios, lo monjes budistas de Vall d´Alba ofrecen la posibilidad de una pensión completa, donde los huéspedes son orientados con una alimentación hindú. Saber qué comer, en qué cantidad, qué alimentos y cómo cambinarlos es un servicio más para favorecer el bienestar físico y mental de quienes les visitan. De este modo, respetan el ciclo vital de la naturaleza, y las frutas y las verduras son de la temporada, con un cultivo muy ecológico.