Los primeros años del Certamen Literario, ahora he tenido ocasión de volver a vivirlos gracias a que todo está en el libro que le editamos desde el Ayuntamiento, en 1998, al profesor José Juan Sidro. El discurso en 1947 de Dionisio Ridruejo empezó con una interpretación natural y solemne. Fue el que mantuvo más tiempo a los espectadores atrapados por una cadencia de frases, ideas, conceptos, que no eran normales para nadie. Empezó así: --Parece extraño, maravillosamente extraño, este acto de elegante cortesía, de espiritual administración de justicia, en el que, presididos por la Reina de las Fiestas, la pura hermosura femenina, nos hemos congregado en este solemne escenario a ponernos en comunicación poética y cordial con los temas eternos, con los profundos temas de la poesía, de la patria y del amor.