El artista español con más proyección en China... y también en Taiwán. Juan Ripollés (Castellón, 1932) reina ya en Asia y se abre mercado a pasos de gigante, coronándose con varios proyectos importantes a la vista, como el que le llevará el próximo mes de diciembre a ser al primer creador español con exposición monográfica en el National Art Museum of China (Namoc), en Pekín, donde presentará obra nueva de pintura, escultura y grabado en diferentes formatos. Pero no es el único hito. Atiende a Mediterráneo, para quien ha creado la escultura del premio Empresa del Año, que se entrega el día 17 en la gran gala de la economía provincial, entre visitas de coleccionistas desde su Mas de Flors taiwanés, un «estudio al aire libre, lejos del bullicio de la ciudad, que comparto con el escultor local Yu», dice. Vuelve a Castellón en breve, pero con la maleta preparada para volverse a ir.

-No para. Desde que desembarcara en China en el 2012 y se asentara en el 2015 con las primeras grandes exposiciones no ha dejado de mirar a Asia. ¿Qué tiene el Gigante que le atrapa?

--A China y a Taiwán vengo a trabajar, y lo hago muy a gusto, con los cinco sentidos. A ellos les atrapa Occidente, los cambia, pero es una corriente en dos sentidos. Doy y también recibo. Estoy enfrascado en varios proyectos, en ambos países, y también en Castellón, de donde ni me he ido del todo ni me iré. Siempre regreso. De hecho volvemos el día 20, pero en un viaje de ida y vuelta para regresar todo el verano a China.

-¿En qué trabaja a corto plazo?

--Estoy pintando, algo que he recuperado en los últimos años aquí en Asia, tanto en pequeño como en gran formato, para la macroexposición en el Namoc, que es muy importante para mí, y en la que colabora la Embajada de España en China. Esto será cara a diciembre. Y después la llevaremos al Museo de Shandong (a unos 500 kilómetros de Pekín), otro de los centros cualturales del país. Pero También a la vez estoy proyectando varias esculturas por encargo de coleccionistas como el mecenas Guang Tsao o el empresario Lee Bo. Estos días viajaremos a Fujian, donde preparo una gran obra urbana en bronce y que hay que supervisar en la fundición. Es cierto, no paramos (Juan Ripollés está en Taiwán y China con su compañera, Pilar Gimeno).

-¿Es el vitalismo de sus imágenes, el uso del color y una iconografía llena de simbolismo, naif, su mejor carta de presentación? -A los asiáticos les gusta mi obra, es cierto. No tengo ni idea de por qué, pero realmente captan el mensaje de las piezas, conectan con ese simbolismo, y lo llevan a su terreno. Es increíble.

-Actualmente, ¿qué significa el mercado asiático en su obra?

--El desarrollo de la creatividad siempre evoluciona junto a la economía. El arte sigue al dinero, y, hoy por hoy, China en particular, y Asia en general, son el centro del mundo --o uno de ellos--, y es donde, ahora mismo se desarrolla mi producción artística, después de viajar por todo el mundo, primero por España, después por Europa, y hasta en México o Moscú... y ahora aquí.

-Descríbanos ese Mas de Flors taiwanés que comparte con su colega Yu en Taichung...

--Es un espacio amplio, al aire libre, que me permite ser yo mismo, trabajar como lo hago en Castellón, respirando, sin corsés, donde gestar mi creatividad y dar a luz a mis cuadros. Me siento como en casa, pero a miles de kilómetros y en otro idioma.

-¿Cómo se entiende?

--El lenguaje del arte es universal. Y entre el castellano, el inglés y algo de chino que he aprendido, lo básico, nos apañamos.

-Háblenos de los encargos que le han hecho, después de varias exposiciones por todo el país.

--El más importante, además de la muestra en el Namoc, es el del magnate Tsao, que será una gran escultura para una macronecrópolis ceremonial en ChinPaoSan en Taiwán, a unos 40 minutos de la capital Taipei para todas las religiones, cristiana, budista o confucionista, en un edificio que creará el arquitecto americano Steven Hall. Todo un reto.

-¿Cómo le ha cambiado la vida este éxito en China, en Asia?

--Me ha dado un vuelco. En esencia, sigo siendo yo, Ripo, pero viajo más en avión, voy de un sitio a otro, donde me lleva el arte, la creatividad y donde me invitan a desarrollarlo en total libertad. Ahora, ese sitio es China.