Recibido por el clamor de «no es no» por un millar de militantes y aclamado al son del color esperanza, el exsecretario general del PSOE Pedro Sánchez elevó ayer en Castellón el listón de la participación de las bases que propone al comprometerse a convertir «en obligatorio» consultar a los afiliados «todos los acuerdos de gobierno» que se tomen en Ferraz, si gana las primarias del partido, a las que ha anunciado que se presentará. Arropado, sí por la militancia, Sánchez no contó finalmente con la presencia de la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, en contra de lo previsto.

Tampoco acudieron a escuchar sus propuestas los principales referentes del PSPV en la provincia, aunque sí tuvo a su lado, además de al secretario general de Valencia, José Luis Ábalos, activo partidario del sanchismo, así como a su homólogo en la ejecutiva de la capital, Francisco Gil, a otros declarados afines, como el portavoz de la plataforma Militantes en pie, el exsenador Josep Lluís Grau, la exdiputada Susana Ros o el secretario general de la Plana Baixa, Juan Miguel Salvador. Faltaron referentes del partido en la provincia, pero si estuvieron algunos miembros de la ejecutiva castellonense, como la presidenta, Isabel Sabater; la secretaria de Organización, Ana Belén Edo; o la responsable de Política Lingüística, Isabel Escudero; y el alcalde de Altura, Miguel López.

Sánchez volvió a definir como uno de sus objetivos, el de «unir al PSOE para unir a las fuerzas del cambio y derrotar a la derecha». En este punto, el exlíder del PSOE dijo sentirse cerca del gobierno de coalición de izquierdas formado en Portugal, pero, a pesar de estar en Castellón, no mencionó el gobierno a la valenciana, que preside el también líder del PSPV, Ximo Puig.