¿Por qué funciona tan bien el sistema educativo finlandés? “Por la calidad y motivación de los profesores, porque los alumnos estudian y respetan a los docentes, porque los padres animan y apoyan el esfuerzo de sus hijos y porque el Estado respeta la labor de los profesionales de la educación. Factores determinantes que, además, tiran en una misma dirección”. Así lo aseguró Inger Enkvist, catedrática de la Universidad de Lund y asesora del Gobierno sueco en materia de educación, durante la conferencia que impartió ayer por la noche en el Real Casino Antiguo de Castellón invitada por el CEU.

Esta actividad, que forma parte del programa de actividades diseñado por la Universidad CEU Cardenal Herrera para celebrar su décimo aniversario en Castellón, pretendía abrir un espacio de reflexión sobre las tendencias pedagógicas contemporáneas en un contexto educativo cada vez más interconectado, inmediato e internacional.

Durante su intervención, la experta analizó diferentes sistemas educativos como los de Finlandia, Francia, California y Singapur, con diferentes resultados en Pisa, como modelos en materia de educación. El éxito en Finlandia, aseguró, radica en gran medida en sus profesores, que deben pasar un exigente proceso de selección para ejercer, incluso en la educación primaria. “Son los mejores, saben que forman parte de una élite y están entusiasmados por ser docentes”, subrayó.

Enkvist también destacó el escaso abandono escolar que se registra en la educación secundaria en este país, un éxito que, a su entender, obedece a que desde los 13 o 14 años los escolares son conscientes de que a los 16 tendrán libertad para elegir estudios teóricos "o una formación profesional con propuestas modernas, atractivas y una alta empleabilidad".

En Bachillerato, prosiguió la ponente, las asignaturas obligatorias son tres lenguas y matemáticas, “es decir: las materias que hacen pensar”, y el resto pueden elegirse. Además, recordó, hay reválida.

En relación a los padres, la conferenciante aseguró que fomentan el esfuerzo de sus hijos “y respetan y confían en la figura del profesor”.

El Estado, por último, “tiene el buen criterio de no meterse en la educación y deja hacer a los profesionales”, afirmó Inger Enkvist.