La sentencia emitida ayer por la Audiencia Nacional ve «jurídicamente imposible» pronunciarse sobre si el expresident Francisco Camps cometió o no delitos electorales, sobre los que no podrá ser encausado en ningún caso porque han prescrito, ya que corresponden a los años 2007 y 2008 y han transcurrido más de cinco sin que haya mediado acusación alguna.

En todo caso, las acusaciones directas del exsecretario general del PPCV, Ricardo Costa, contra Camps han servido ya para que la Fiscalía Anticorrupción haya solicitado formalmente la imputación de este último en la pieza uno del caso judicial que se sigue por irregularidades en la contratación de las pruebas de Fórmula 1.

El juez de la Audiencia Nacional José María Vázquez Honrubia explica en el auto hecho público ayer lunes que es imposible también pronunciarse sobre el que fuese su vicepresidente, el castellonense Víctor Campos.

«ni un mero juicio de valor» // «Es obvio conforme al principio acusatorio formal que no puede hacerse ni un mero juicio de valor acerca de su conducta», señala el juez en la sentencia, en la que da por probada la financiación irregular del PP valenciano en las campañas del 2007 y del 2008.

Ambos fueron señalados en el juicio por varios acusados, como el ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa, que acusó a Camps de encargar el sistema de financiación irregular y a Campos de llevar la relación con los empresarios que pagaban actos electorales a través de facturas falsas y dinero negro. Pero, al remontarse los hechos a las elecciones del 2007 y del 2008 y dada «la naturaleza del delito aquí enjuiciado de carácter menos grave», sus actos «habrían prescrito por haber transcurrido más de cinco años sin formularse desde la fecha acusación alguna».

Además, pone de manifiesto el magistrado en su texto, que «aun considerando que han sido designados como artífices del mecanismo defraudatorio», ambos «tienen derecho a no declarar contra sí mismos y no confesarse culpables», teniendo en cuenta además que Camps está imputado en otras piezas de esta trama.

En todo caso, el magistrado admite que sus declaraciones fueron «totalmente infructuosas para aclarar los hechos enjuiciados», y que se limitó a «apuntalar extremos ya acreditados por otros medios» pues, según ellos, «nada saben, nada recuerdan, nada reconocen» y, en todo caso, niegan las irregularidades.