Preludio al día grande de la patrona de la ciudad. La capital de la Plana vivió ayer una de sus mañanas más alegres y coloridas en la que los grandes protagonistas fueron los niños. Más de 250 pequeños desfilaron por el centro en el tradicional Pregonet, impregnando de alegría e inocencia las calles, que se abarrotaron de cientos de espectadores --entre vecinos y visitantes-- que siguieron desde primera fila el paso de todos los participantes.

Un total de 12 carros y cuatro carrozas (la última de ellas, tirada por dos bueyes) recorrieron las calles San Roque, San Félix y Enmedio para acabar en la plaza Mayor en un desfile que estuvo presidido, como novedad, por tres caballos cedidos por el Poniclub de la ciudad. «Es la primera vez que lo hacemos; hemos apostado por ello y, tras el éxito, el año que viene repetiremos», desvela Ramón Vilarroig, presidente de la Cofradía de Lledó.

La música y el baile también reivindicaron su espacio. Las decenas de niños estuvieron arropados por multitud de espectáculos que dinamizaron esta cabalgata anunciadora que se extendió durante más de una hora. A ritmo de la dolçaina y el tabal, los nanos y gegants, los cavallets, además de multitud de grupos de danzas locales, como La nova escola, Illes Columbretes o El Forcat, mostraron al público presente sus dotes artísticas a través de la tradición y la ilusión.

UN ‘PREGONET’ DULCE

Fueron más de 800 kilos de caramelos los que los niños lanzaron desde las carrozas. Una mañana que se endulzó aún más al término del desfile en la plaza Mayor. Allí, el Gremi de Forners sorprendió con una degustación del que ya se ha convertido en el postre típico de estas fiestas en honor a la Lledonera, la Flor de Lledó. «Es una iniciativa que ha encajado muy bien. Estamos muy contentos por la gran acogida», explicó el responsable. Una puesta en valor de la gastronomía en la que se recuerda a la Lledonera.