La Tuna Universitaria de Castellón ha mostrado su malestar por la decisión de la Policía Local de «obligarles» a dejar de cantar en las famosas serenatas de la Festa de la Rosa del pasado sábado, cuando estaba loando a la reina de las fiestas de la Magdalena 2017, Estefanía Climent, en el local de la gaiata 15, a las 2.47 horas. La controversia ha llevado a la Junta de Festes a mostrar su respaldo expreso a todos los grupos participantes y solicitar la urgencia de declarar esta festividad de interés turístico «para evitar incidentes como este», según el presidente de la entidad, Juanvi Bellido.

«Nos dijeron que dejáramos de cantar y algún compañero quiso seguir, pero para evitar problemas paramos. Solo interpretamos tres canciones de las 10 del repertorio», lamentan desde la tuna, conformada por una veintena de músicos que proceden de Magisterio y Derecho.

«Una de las damas de la ciudad es novia de uno de los integrantes y lo hicimos como un detalle, nunca habíamos tenido ningún problema», remarcan. La tuna, que volverá a actuar el próximo día 27 en la plaza del Real, está ahora estudiando si presenta una queja formal al Ayuntamiento de Castellón sobre lo sucedido.

«Nosotros teníamos el permiso necesario para rondar, aunque es verdad que debe durar 60 minutos y, como fuimos después de otra rondalla --Rosa de Maig--, igual el tiempo se había excedido, pero se trata de una celebración», aseguran desde la tuna.

De todos modos, desde la Policía Local insisten en que no obligaron a la tuna a paralizar la actuación, aunque se les informó de las quejas vecinales que había. Además, recuerdan que el permiso era para actuar en la vía pública y no dentro de un local.

PROTECCIÓN DE LA FIESTA // Por su parte, el presidente de la Junta de Festes ha apuntado que es necesario proteger cuanto antes la Festa de la Rosa para que altercados como este «no vuelvan a repetirse». «Somos la única ciudad de España donde se celebran estas serenatas desde el siglo XIX, por lo que es un bien que tenemos que preservar», insiste Bellido.

Al respecto de la actuación policial, el representante del ente festero indicó que los agentes cumplieron con sus funciones, aunque recordó que había un edicto firmado por un concejal autorizando el acto. «El problema estuvo en las quejas vecinales, por lo que la gente debe tener más paciencia y ser más comprensiva, ya que fue la noche del sábado al domingo, que no es laborable», puntualiza. «Ha sido un cúmulo de despropósitos y esperamos que no vuelva a ocurrir. Son boleros, no música estridente y todos tenemos que poner nuestro granito para mantener la fiesta», concluyó sobre la polémica.