Su vida está transcurriendo entre dos siglos. Nació un 10 de febrero de 1906. Ayer cumplió cien años. Vicente Causanilles Fabregat, llaurador de tota la vida, atesora los recuerdos de una existencia que se convierte en privilegio. Se encuentra bien de salud, aunque con algún achaque, pero mira al horizonte con esperanza, y también con cierta nostalgia del tiempo vivido.

Alucina con las cosas que está viendo con el nuevo milenio. "Con lo que está pasando en el mundo veo cosas que no me las hubiera creído nunca y, otras, las creo porque las veo", sentencia un hombre centenario quien reflexiona sobre un mundo que "es de otra manera" al que conoció en su flamante juventud y en su madurez.

´No´ a la política

Habla de sufrimientos vividos, como cuando en la Guerra Civil "volví de Valencia y me escondí" si bien reconoce que nunca "he entendido de política" ni quiere entender."No he querido saber nada de eso".

Tampoco acaba de comprender situaciones tales como que "se les pague a los cantantes". "En mis años mozos, cantaban por la calle y se les besaba", inquiere perplejo ante realidades que han cambiando el mundo que le rodea. Nunca se ha movido de la calle San Roque, 1, su domicilio particular, en el corazón del arrabal labrador de San Félix, junto al Forn del Pl , un barrio que ahora es totalmente diferente del que conoció en sus años jóvenes.

"Ahora, en el Raval de Sant Félix son todos ricos", afirma con esa ironía propia de la gent de Castelló, para señalar los cambios urbanos y sociales experimentados. También asegura que "hay muchos inmigrantes... que le tengo que decir", proclama en una visión del tiempo y del espacio que quedó anclada en el pasado. Por la mañana, nuestro protagonista no sale de casa y, por las tardes, se acerca hasta el Centro Social San Isidro de la Caja Rural, en la calle Enmedio, donde comparte recuerdos y vivencias en las horas del ser y del estar.

Vicente Causanilles Fabregat celebró ayer su cien cumpleaños rodeado de su familia: sus dos hijos, sus dos nietos y sus dos biznietos. La efemérides se plasmó en una Eucaristía celebrada en la capilla gremial de la Sangre, bajo la advocación del Cristo Yacente y la Soledad, don de las imágenes de devoción labradora de nuestra ciudad, y en un homenaje que le rindió el Ayuntamiento de Castellón y Caja Rural Castellón. Después, una fiesta familiar acompañó a Vicente Causanilles para, así, empezar a cumplir otros cien años.