Haber sido ministro de José María Aznar da muchos números para visitar el juzgado más que Saul Goodman y Ally McBeal. A las puertas de la sentencia del caso Gürtel, Eduardo Zaplana se ha convertido en el último exministro salpicado por un caso de corrupción.

La foto de familia del Gobierno del 2002 es el símbolo del aznarismo. El entonces presidente posaba ufano con sus 15 nuevos ministros, todos con caras sonrientes, sin poder intuir que 16 años después solo habría dos a los que no les alcanzaría la alargada sombra de la corrupción: Ana Pastor y Josep Piqué.

Rajoy se convirtió en el primer presidente que tuvo que ir a declarar ante el juez. Fue como testigo en el caso Gürtel, del que se conocerá la sentencia esta semana. José María Michavila tuvo que renunciar a su acta diputado cuando se supo que su bufete de abogados asesoraba a los imputados por la trama corrupta. Por esta causa han pasado también a declarar Francisco Álvarez Cascos, Jaime Mayor Oreja o Javier Arenas. Bankia fue el Waterloo de Rodrigo Rato. Acebes está imputado en su salida a bolsa. Su nombre aparecía en los papeles de Bárcenas por haber cobrado supuestamente sobresueldos, junto al de otros compañeros como Pilar del Castillo, Ana Palacio, Federico Trillo o Rajoy. Cañete fue salpicado en Aquamed y Anticorrupción investiga a Equipo Económico S. L., la consultora que fundó el ministro Cristóbal Montoro.