El interior de la provincia --en nivel de alerta naranja y amarilla-- y numerosos puntos de la costa castellonense volvieron ayer a sufrir las sacudidas por fuertes rachas de viento que llegaron a ser de 112 kilómetros por hora con puntas que alcanzaron los 148 en puntos muy localizados como ocurrió en el municipio de Xert.

El vendaval dejó un largo rosario de árboles y carteles caídos, desperfectos en cornisas y ventanas, a lo que se sumaron los daños ocasionados por el incesante rameado en la fruta --lo que suele provocar rozaduras y el consiguiente deterioro cara a su posterior comercialización--.

El viento motivó que a lo largo de la mañana solo en la capital castellonense se contabilizara una decena de incidentes relacionados con las inclemencias meteorológicas, la mayoría por caída de ramas y desprendimientos de materiales de balcones y ventanas, según informaron ayer fuentes municipales, que dieron cuenta, además, de los daños ocasionados en un vehículo en la calle Zorita, a consecuencia de la caída de cristales procedentes de una fachada próxima.

En el resto de la provincia, efectivos del Consorcio Provincial de Bomberos se vieron obligados a intervenir en otros tantos incidentes relacionados con las rachas de viento en municipios como Eslida, Tírig, Onda, Atzeneta del Maestrat, Rossell, la Llosa, Vinaròs y Peñíscola, con la caída de arbolado y carteles publicitarios. En ninguno de estos casos hubo que lamentar daños personales.

La virulencia del viento se dejó notar especialmente en la cosecha de cítricos, al precipitarse al suelo buena parte de la fruta aún sin colectar o los daños en invernaderos, según señala la Unió, que lamenta los daños esta campaña por climatología adversa.

HABRÁ MÁS VENTOLERAS // Los pronósticos para hoy señalan que el viento atenuará su fuerza especialmente en el litoral, aunque sigue la alerta en el interior norte por vientos de hasta 80 km/h. Además, se espera que, a partir de esta noche, recobre virulencia con velocidades de entre 30 a 40 km/h, con rachas que pueden rebasar los 70, tal como avisa el catedrático de Climatología de la UJI, José Quereda, quien indica que estas inclemencias podrían venir acompañadas por muy ligeras precipitaciones.