La a primerísima lectura que a uno le viene a la cabeza tras la aplastante victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE es que Ximo Puig puede salir debilitado. Y quizá a los que lo piensan así no les falte razón. No sale bien parado, cierto, pero hay muchos matices a esa supuesta debilidad. El primero de ellos es que la militancia ha votado un sentimiento, no a una persona. Sánchez atesora dos históricas debacles electorales y no pocas contradicciones en su discurso político, pero ha primado en las bases lo mal que se gestionó su salida y la posterior investidura de Rajoy con la abstención.

Otro matiz importante relacionado con éste es que no se ha votado a Puig. Eso llegará más adelante. Y un tercero es que el partido ha cambiado y el contexto político hoy es muy diferente. Ahora, el dirigente ya no tiene esa capacidad de influir como antaño, no hay consignas y el poder virtual está en manos de la militancia como ha quedado demostrado. Digo virtual porque con los delegados del congreso puede ser otra cosa.

Y hablando de sentimiento, el del voto del que hablamos se ha manifestado con toda su crudeza al tumbar a Susana Díaz como muñidora de la gestión poselectoral. Pero aquí, el sentimiento de derrotar a Puig no parece tal. Cierto es que el de Morella puede provocar rechazo en una parte de la militancia, pero nunca con los números de la andaluza.

Situémonos ahora en el cónclave congresual que el PSPV tendrá en julio. Vistos los resultados de la noche del domingo y, sobre todo, como lo festejaron los ganadores, un paseo triunfal no va a ser y puede pasar de todo. Y de esa euforia sentimental más pronto que tarde se deberá pasar a la reflexión. ¿Hay otro candidato a secretario general que no sea Puig? ¿Quién? ¿José Luis Ábalos? ¿Andrés Perelló? ¿El PSPV está en condiciones de poner en evidencia al único presidente socialista que ha tenido la Comunitat en los últimos 20 años? Y más con un Compromís y Mónica Oltra al alza que les pisa los talones.

Es cierto que Puig, a partir de ahora, ha sido minado como líder, pero de ahí a pensar que no será el próximo secretario general hay un buen trecho. Aunque necesariamente deberá negociar y mucho la nueva dirección del partido que salga del congreso, las provinciales y, cuando toque, las listas.

En clave provincial, que no local, sale tocado José Benlloch en sus aspiraciones a liderar una alternativa a lo que ahora representa Francesc Colomer. Su grado de compromiso con Díaz ha sido muy alto y, además, tiene una amplia porción de agrupaciones en su contra.

Para finalizar, si Puig, Ábalos, Benlloch y Colomer son capaces de aunar esos sentimientos y anteponerlos por una misma causa, que no es otra que ilusionar, no a las bases, si no al votante, el PSPV estará en condiciones de reeditar los gobiernos autonómico y municipales.