Llegó Sant Antoni y con él, ayer, tomó la plaza San Bartolomé de Benicarló una ingente cantidad de animales domésticos --y otros, no tanto-- dispuestos a recibir las bendiciones del querido santo.

Tras la resaca de la víspera, los miembros de la Cofradía de Sant Antoni Abat lucían sus mejores galas en su día grande, especialmente la dama de la entidad, Inma Ortiz Martí, ataviada con el traje de gala tradicional, para asistir a la misa solemne en honor de su patrón. Y mientras los cofrades y cientos de fieles se resguardaban de las frías temperaturas en el templo parroquial durante el oficio religioso, afuera, en la calle, las mascotas y sus compañeros humanos iban llenando el ágora, convertida en una eventual Arca de Noé.

SIN PAREJA / Por aquello de que los tiempos cambian, lo menos habitual fue ver animales emparejados --a excepción de los fieles y monógamos agapornis-- pues, al contrario de lo que reza el pasaje bíblico, en la congregación bestial que esperaba el diluvio de coquetes las parejas no eran precisamente de la misma especie, sino que, en un derroche de hermandad animal, en Benicarló se pudo ver canarios con tortugas, perros con caballos, cobayas con periquitos y serpientes con cabras.

Y si el desplome de temperaturas condicionó la asistencia al acto, también sirvió de excusa para que los incondicionales del Sant Antoni vistieran a sus mascotas con originales y coloridos modelos con los que abrigarlas.

Tras las oportunas bendiciones por parte del conciliario de la cofradía, mosén Carlos García, la entrega de premios de los concursos de loas y dibujo y el sorteo de el cavallet, la sistella i el porquet, concluyeron los actos matinales.

Al caer la tarde, las caballerías volvieron a salir a la calle.