En las presentes fiestas de la Misericòrdia se cumplen 40 años desde que se recuperaron los festejos taurinos dentro de las fiestas patronales de la Misericòrdia. El año 1955 fue el último en el que se lidiaron toros por las calles de Burriana y tras dos décadas sin la suelta de morlacos, en el año 1976 --al año siguiente de la muerte del general Francisco Franco-- se constituyó una comisión presidida por Juan Abad, Mosquit, y se recuperaron los toros, aunque no en la actual vila, sino en la Mercé y alrededores.

Allí permanecieron los festejos durante una década y en septiembre de 1988 regresaron las exhibiciones taurinas al recinto tradicional, el actual. Para conmemorar ese hecho se decidió disparar una carcasa por cada año que no se habían celebrado toros en la plaza del Ayuntamiento burrianense.

Precisamente, de la falta de exhibiciones taurinas dentro del programa festivo de la Misericòrdia nació lo que en la actualidad es uno de los actos más emblemáticos y que distinguen al municipio. Se trata de la Batalla de Flors que se celebrará la tarde del último domingo de fiestas y para la que las comisiones falleras preparan espectaculares carrozas decoradas con miles de pequeños papeles de seda de infinidad de colores.

UN POCO DE HISTORIA // La raíz de esta fiesta se halla en el año 1960. Por aquel entonces, Burriana llevaba ya cinco años sin toros y el programa de actos se había empobrecido notablemente. Fruto de esa situación se produjo la solicitud de colaboración de las Fallas de la localidad, a quienes se les pidió que contribuyeran de algún modo en los festejos.

Finalmente, las fallas decidieron hacerlo a través de la ahora célebre batalla de confeti que desde ese año de la década de los sesenta se libra cada segundo domingo de septiembre. Una contienda única entre las falleras y el público que pone una nota de color al resto de actos festivos. H