Día grande de Sant Pere. Noche de mar y barcas. La imagen del patrón del Grao salió, un año más, al encuentro de su pueblo en una de las manifestaciones de religiosidad popular de mayor raigambre en el distrito marítimo de Castellón. Un alarde de fe, veneración y refrendo de las tradiciones que se consagra en una procesión por la dársena pesquera que emociona a todos.

El cortejo religioso salía a la calle en las primeras horas de la noche, tras el cual la representación civil de la corporación municipal bajo mazas marcaba la impronta del protagonismo de los representantes del pueblo en las celebraciones marineras.

Ayuntamiento presidido por la alcaldesa, Amparo Marco, y la totalidad de los concejales del PSOE, Compromís, Partido Popular y Ciudadanos, con ausencia de los ediles de Castelló en Moviment, que anunciaron su no participación en el pasacalle. Tampoco faltó el presidente de la Diputación, Javier Moliner.

La de Sant Pere es una de las tres citas que por ley y tradición marcan el calendario de la presencia del consistorio en una comitiva oficial (las otras dos son la de la Mare de Déu del Lledó y la del regreso oficial de la romería de la Magdalena en el tercer domingo de Cuaresma).

La imagen del patrón Sant Pere surcó las aguas a bordo de la embarcación Nova Gaya, la de la Virgen del Carmen en la Sabrimar, las autoridades iban en la Nueva Paloma Divina, la cruz alzada en la de Panollo II y la banda de la Unión Musical del Grau en la Jose y Noa. Embarcaciones de gala para honrar al patrón marinero arropado por los graueros.

Un remate de fuegos aéreos cerró una jornada de absoluta fiesta. De grandeza de salitre, evocando al santo patrón y protector de las gentes del mar.

No faltaron la reina del Grao, Nerea Piazuelo, y la de la Magdalena, Dunia Gormaz, así como las representantes infantiles, la grauera Paula Rafels y la magdalenera, Cristina Batalla.

Pero el día, de inmenso calor y bullicio permanente en las calles del Grao, se inició con uno de los actos más emblemáticos del programa de fiestas, recuperado hace unos años, el de la rentà de Sant Pere, la limpieza de la capilla cerámica del domicilio de Fernando Cumba, a cargo de los ermitaños de Sant Roc de la Donación, Robert Nebot y Miguel Eixau que procedieron a uno de los rituales más castizos en los festejos patronales del distrito marítimo, rescatado por mor del esfuerzo e interés de los titulares de la ermita huertana de la Donació con el objetivo de incrementar, mas si cabe, la brillantez de los festejos graueros, auténticas fiestas de verano de Castellón.