La plaza de la Vila se convirtió, ayer por la tarde, en un auténtico restaurante al aire libre en el que, pese a las frescas temperaturas, por fin otoñales, se elaboraron las más ricas olletes de la Plana, tanto para medirse en concurso como para repartirse entre los ciudadanos que siguieron la cocción de este plato tan tradicional como variado en su elaboración.

La actividad, enmarcada en el programa de la quinta edición de las jornadas gastronómicas Mengem a Vila-real, culminó con una degustación popular en la que se distribuyeron entre los vecinos alrededor de 500 cassoletes de barro, típicas de esta cita, en la que una veintena de restaurantes de la ciudad ofrecen menús, en los que la olla es el plato fundamental, durante todo el mes de noviembre, a precios que oscilan entre los 12 y los 25 euros.

TRADICIÓN E INNOVACIÓN

La de ayer fue una jornada en la que la tradición también dio paso a la modernidad, a la hora de dar forma a un plato tan típico en Vila-real y las comarcas de Castellón.

Y es que los cocineros de nueve los establecimientos participantes --La Olivereta, Lluïsos, El Gaucho, El Racó de Pepa, Hostal Sant Joan, Ca Alex, Juani, Panegre y Casino-- compitieron por ofrecer la receta más típica; mientras que El Miso y Al d’Emilio lucharon por el premio a la olleta más innovadora. En ambos casos, la resolución del jurado no se conocerá hasta la celebración de la gala de entrega de galardones.

Durante el acontecimiento gastronómico no faltó la música más vila-realense, de la mano de Pasqualet de Vila-real, el Grenya, que aportó el toque más lúdico, a la vez que cultural, con el sonido de su afamada dolçaina.