La ciudad de Bolonia abrió ayer sus puertas a una nueva edición del Salón Internacional de la Cerámica para la Arquitectura y Mobiliario Sanitario --Cersaie-- con la presencia de casi un centenar de empresas castellonenses, entre las más 150 firmas nacionales que se dieron cita en un evento que viene marcado, en general, por la necesidad de promover iniciativas que fomenten la competitividad, reduzcan las trabas burocráticas y se apueste por una profunda reindustrialización del sector, con la vista puesta en la implantación de la digitalización y la aplicación de las nuevas tecnologías, lo que permitirá nuevas formas de comercialización.

Sin embargo, sobre el terreno y a pie de los estands, la gran preocupación del sector cerámico castellonense, más allá de las premisas a medio y largo plazo, es la necesidad de apostar por elevar unos precios en el ámbito internacional y corregir los desequilibrios que mantiene en este aspecto el producto nacional con respecto a sus más estrechos competidores, especialmente en lo que concierne a Italia.

DUDAS

Sobre la alfombra gris que recorre la treintena de salas de Cersaie, la representación castellonense sumó a los precios su inquietud por la imprevisibilidad de un brexit en fase de negociación cuyos resultados se irán viendo en los próximos meses. El proceso situará al Reino Unido fuera del ámbito de la Unión Europea y sus consecuencias económicas están por escribirse, señalaban sendos gerentes de empresas que trabajan en las islas.

Reforzar la marca Tile of Spain como lo que es, un sello de calidad de primer nivel y lejos de los estándares de los nuevos mercados que se van imponiendo con fuerza, como es el caso de los gigantes asiáticos, compone otra de las opiniones vertidas ayer a lo largo de la jornada inaugural, en la que se apreció, casi por unanimidad, una recuperación del mercado nacional aunque aún «especialmente suave» y muy lejos de los comportamientos de un mercado que aún tiene muy fresco los efectos de la crisis.

Con todo, en el arranque de la feria, la de mayor peso internacional por número de participantes, el optimismo fue la nota predominante entre la potente representación castellonense.