Cevisama ya está aquí. El gran examen para la industria cerámica arranca con unas perspectivas inmejorables, que se deben ir materializando a medida que transcurra la feria y, sobre todo, una vez pasada esta --de todos es conocido que las ferias son cada vez más un escaparate y menos un lugar en el que cerrar acuerdos comerciales--.

Pero lo que es innegable es el salto cualitativo que ha experimentado el sector en el último año. Después de años de vaivenes y problemas, derivados de la crisis económica, lo que obligó a las compañías a autoimponerse una economía de subsistencia --por no decir de guerra--, el clúster vuelve a sonreír.

Se nota en la presentación del producto, en estands muy cuidados, con gran profusión de ambientes, muy espaciosos, en los que hay un derroche de medios que hace años que no se veía. Y se nota en la presentación del producto en sí. De hecho, algunas firmas exhiben la baldosa en urnas como si de una obra de arte se tratase.

Y es que esa es la realidad. Las colecciones de este año son más que un azulejo. Son el resultado de un año de duro trabajo. El de muchas familias, equipos y empresas. Solo falta ahora que las empresas se crean también que lo es, y que los equipos comercialas defiendan un precio justo. Ni más ni menos que el que merece la calidad, diseño y servicio del Tile of Spain. ¡Suerte a todos y buenísima feria!