Pocos se atreven a gritarlo a los cuatro vientos, pero la realidad es que es un secreto a voces que la mejora de la coyuntura económica parece sólida y que ha llegado para quedarse.

El sector funciona bien en el ámbito internacional, donde a pesar de las dificultades, los envíos siguen al alza y bien emplazados en los grandes mercados. Y el segmento doméstico, después de años de travesía en el desierto, ha vuelto a Cevisama con ganas de ver, conocer y de que le convenzan.

No ha sido fácil. Ni mucho menos. La industria española cerámica ha sufrido mucho, muchísimo. Pero no hay mal que dure 100 años. Sobre todo cuando los empresarios que lo lideran saben qué se llevan entre manos, y han hecho los deberes.

La crisis ha sido durísima, pero ha servido para crear un sector mucho más profesional, con una cartera de clientes mucho mas diversificada y más asentado que nunca en criterios de competitividad e I+D+i. Con unos pilares tan sólidos, difícilmente se puede desandar el camino andado. Evidentemente, el futuro no va a ser un camino de rosas. Nunca lo ha sido. Pero es innegable que la industria está en fase de clara recuperación... ¡y despegue!