Adif ha sacado a licitación por cerca de un millón de euros un proyecto para inspeccionar la situación actual de 956 estaciones ferroviarias de toda España, de las cuales nueve se encuentran en la provincia de Castellón, de cara a llevar a cabo planes integrales de mejora en sus instalaciones, que acumulan deficiencias.

De las nueve insfraestructuras castellonenses incluidas en el plan, cinco son estaciones de pasajeros. Se trata de Benicàssim, Orpesa, Torreblanca, Alcalà de Xivert y Barracas, poblaciones pequeñas pero en el caso de cuatro de ellas bastante turísticas, especialmente durante el periodo estival. Otras tres están asociadas a la circulación de trenes --Les Palmes, Masadas Blancas y Santa Magdalena de Pulpis-- y una se encuentra cerrada: Torás-Bejís.

El objetivo del análisis que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias dependiente de Fomento llevará a cabo es evitar potenciales riesgos, mejorar el estado de conservación de las estaciones, homogeneizar la prestación de servicios básicos, normalizar la información de gestión y analizar las posibilidades alternativas de uso de los edificios.

La noticia del proyecto ha sido acogida con satisfacción por los responsables de los ayuntamientos de municipios implicados, especialmente aquellos referentes a estaciones de viajeros, en cuanto supondrá mejorar la calidad del servicio, pues demandan más accesibilidad, limpieza, así como refuerzo de la seguridad. Así, la alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, reclama mayor presencia de personal de vigilancia, por seguridad y para frenar actos vandálicos: «Durante los festivales se refuerza con vigilantes jurados pero el resto del verano y del año no hay nadie para preguntar». En términos similares se expresa la edila de Urbanismo de Torreblanca, Rosana Villanueva, quien pide, al menos, cámaras de vigilancia en el recinto, para frenar el vandalismo: «La zona de espera está acristalada y cada dos por tres rompen cristales».

En el caso de Orpesa, el edil de Urbanismo, Tomás Fabregat, incide en la actual «carencia de iluminación y limpieza existente especialmente en los dos pasos subterráneos, que conectan peatonalmente la playa y el pueblo». Y solicita la instalación de cámaras conectadas a la Policía Local para ganar seguridad en la zona.

Alcalà, por su parte, urge que se ponga en funcionamiento el ascensor que une el andén con una de las vías y que permanece cubierto con paneles de metal. «Supone una barrera arquitectónica insalvable para personas con movilidad reducida», apunta el alcalde, Francisco Juan.