El safareig de Albocàsser, hace muchos años, era el punto de encuentro de los más pequeños. Las mujeres, cargadas con pesadas tinas, pasaban horas realizando la colada, mientras los niños correteaban y hacían maldades por su interior. Ahora, en la era tecnológica, este emblemático espacio ha recuperado la vitalidad de tiempos pasados con una innovadora iniciativa, que lo ha convertido en un poble de joguet.

La Associació L’Assegador ha sido la artífice de este evento, pensado para que grandes y pequeños disfruten de un sinfín de actividades lúdicas. El punto de partida fue el uso de materiales reciclados, para así concienciar sobre la necesidad de preservar el medio ambiente.

No obstante, las propuestas fueron diversas. Hay un famoso refrán que reza: “quien pierde los orígenes, pierde la identidad”; por esta razón, uno de los actos más destacados fue el taller de recuperación de palabras, como safareig, bugada o abeurador.

La música también tuvo su espacio, con un concierto a la luz de las velas. Asimismo, también se organizó un recital poético, amenizado por Rabera Eclèctica.

Asimismo, este proyecto también tuvo una vertiente marcadamente solidaria, ya que contó con un estand con productos cuya recaudación se destina a Unicef.

La alta participación fue predominante durante las tres jornadas del evento, que coincidieron con la celebración de las fiestas patronales. Albocàsser no ha perdido el niño que lleva dentro. H