El Ayuntamiento de Almassora toma cartas en el asunto tras la denuncia de algunos universitarios de una «masificación» en el bus mancomunado con Burriana a UJI. Desde el consistorio avisaron a la empresa de transporte para verificar si existe esta problemática en horas punta y señalan que «en la ciudad hay una veintena de abonados».

Por otro lado, la alcaldesa, Merche Galí, trasladó a los servicios municipales burrianenses una petición para conocer los usuarios que tienen el bono en esta población. En caso de las previsiones se superen y se ratifique la saturación, en el próximo contrato reflejarán «la necesidad de un aumento de vehículos para mejorar las condiciones», señalan desde el consistorio almazorense.

SIN QUEJAS // Desde Burriana, manifiestan que «no se ha recibido ni registrado ninguna queja concreta sobre el bus mancomunado a la UJI», así que entienden que «el servicio funciona bien entre la ciudad y la universidad». «Es más, tras la prueba piloto gratuita realizada durante el primer trimestre del curso, y una vez gestionados y entregados los abonos para la segunda parte del ciclo académico, el control es mucho mayor y el acceso al servicio está más regulado», argumenta el concejal de Cultura, Vicent Granel.

El responsable burrianense afirma que «en el mes de funcionamiento que lleva este año no ha dado problemas». «Así que, ante la inexistencia de cualquier reclamación en nuestra ciudad y las revisiones que se han realizado tras su implantación, nos hace pensar que va todo bien», dice.

La estudiante almazorense Társila Galdón puso en alerta en septiembre a las dos localidades del problema que sufren los viajeros de una de las líneas que va a la UJI, concretamente la que parte a las 8.10 horas. «Hacemos equilibrios en las curvas y frenadas, es difícil encontrar sitio y el peligro de caer es latente», advirtió la joven, que no recibió ninguna explicación oficial. Únicamente le pasaron los datos de abonados de principios de año, que ascendían a 91 en Burriana y 36 de Almassora. Sin embargo, en el que sale 45 minutos antes no hay problema, por lo que bastaría con racionalizar el servicio ofertado.

Otra de las protestas de los jóvenes es que desde que comenzó el 2018 el transporte es de pago, pero no disfrutan «de ningún tipo de comodidad, todo sigue igual», según la universitaria.

Respecto a la capacidad de los autobuses, el que cubre la ruta regularmente cuenta con 101 plazas (22 sentadas y 68 de pie).