Cada lunes están pendientes de ella más de dos millones de espectadores. Amaia Romero se ha convertido en la figura más atractiva del renovado Operación Triunfo gracias a su talento y una espontaneidad que posiblemente no se veía en este concurso desde su primera edición. Ella es natural de Navarra, pero mantiene una estrecha relación con Peñíscola, ya que es un lugar de vacaciones fijo para su familia. Gabriel Arbizu, su tío, cuenta a Mediterráneo que «acude desde que nació, casi todos los años y, de hecho, estuvo en Pascua y verano».

La abuela de Amaia --y madre de Gabriel-- tiene un apartamento en la zona norte, «por donde pasa la familia muy a menudo». Detalla que este nuevo valor de la música «se conoce los rincones de Peñíscola, desde la playa hasta el castillo y el casco antiguo», gracias a una fidelidad de su linaje que dura más de tres décadas.

¿Con Alfred?

La última vez que pisó la arena era una más entre la multitud de visitantes que acuden a la localidad. Desde la familia reconocen que ella «tiene 18 años y cuando salga del programa será consciente de lo que está pasando». A pesar de ello, están convencidos de que seguirá «con su vida, disfrutando de la música, que es algo que no le cuesta nada». De hecho, en más de una ocasión ha estado en la playa mientras toca la guitarra con sus allegados.

Algunos vecinos del bloque han visto a la joven en la tele y se sienten entusiasmados con sus progresos. A lo mejor, el verano que viene la podrán felicitar a ella... y también a Alfred. Su beso en la última gala todavía es asunto crucial en las redes sociales.