Los peñistas de les Alqueries volvieron a rememorar ayer la tradición del bou en corda en plenas fiestas en honor a la Mare de Déu del Niño Perdido. Tradición que hace ya una década que la localidad recuperó y que, año tras año, reúne a mayor número de gente. Centenares de aficionados se congregaron en el cruce de las calles El Caixer y la Vía Augusta, desde donde se soltó el toro con la cuerda para que los vecinos y los visitantes lo condujeran por las diferentes calles marcadas.

Los aficionados, de forma rápida, vistosa y ordenada llevaron al astado por el tradicional recorrido que sale de El Caixer, pasando por el Camí la Regenta hasta la calle Virgen de la Rosa, continuando por Jaime Chicharro, hasta entrar en el recinto taurino, donde se cerraron las barreras para mejorar la seguridad.

Por la noche, el toro embolado protagonizó una doble cogida. Primero volteó a una chica que no pudo entrar en un cadafal y luego hizo lo propio con su pareja, un varón que acudió a auxiliarla. Él sufrió un golpe en la rodilla y ella fue trasladada al hospital, consciente, para realizarle un reconocimiento. H